Anton van Dyck: detalle de Retrato ecuestre del emperador Carlos V, 1620 ca.
Emprender una nueva biografía de Carlos V (1500-1558) es una tarea abrumadora, no solo por la complejidad del personaje y su época, sino también por la larga lista de estudios previos y por la abundancia de fuentes que deben ser tenidas en cuenta. Consciente de ello, lo acaba de hacer el historiador británico Geoffrey Parker (Nottingham, 1943) que viene avalado por su amplia trayectoria, con libros excelentes sobre la guerra en los siglos XVI y XVII y los dedicados a la vida y la política de Felipe II, ya clásicos. Podría decirse que este libro nace del deseo del autor de comprender al emperador y, de esta manera, hacerlo comprensible al lector. Quien siga la narración de Parker, acompaña a este en su viaje por entender al niño que nace en Gante, hereda numerosos territorios y coronas, sostiene guerras continuas con franceses, turcos y protestantes, y acaba abdicando para retirarse y morir en Yuste. Y como quiere comprender a Carlos V, desde las primeras páginas, Parker asume dos perspectivas. La primera es la narración cronológica de la vida del emperador, forma de escribir la historia que se adapta bien a lo biográfico y que como miembro de la escuela anglosajona domina con soltura. Con ello, el autor logra transmitirnos el solapamiento de los problemas que requerían la atención de Carlos V, la simultaneidad de las urgencias en lugares lejanos entre sí y cómo había de tener en cuenta múltiples factores a la hora de tomar decisiones. La otra perspectiva, complementaria, consiste en ir intercalando capítulos en torno a la personalidad del César, su educación, las relaciones familiares, su salud, su conducta y cómo fue evolucionando al acumular experiencias que a ningún otro se le presentaron en función de su singular posición. Para esta segunda manera de acercarse al personaje, se sirve de los testimonios de contemporáneos que lo trataron, favorables y críticos, y también de la amplia correspondencia personal, que nos brinda la posibilidad de recomponer, como en un mosaico, las distintas facetas del hombre de Estado y el ser humano.
El afán por entender al personaje y sus decisiones lleva a Parker a problematizar la figura de Carlos V, exponiendo pros y contras de las opciones elegidas por él en cada momento, manifestando su propia opinión como historiador experto, pero al mismo tiempo invitando al lector a que, a tenor de las posibilidades barajadas, juzgue por su cuenta. El ejercicio es estimulante, y permite que quien lee no esté de acuerdo con el autor porque este no le conduce obligatoriamente a una conclusión predeterminada. En todo caso, el Carlos V que aflora en el volumen es un gobernante singular, porque nuevos fueron tanto la estructura de su Estado como los conflictos que hubo de afrontar. Tuvo que lidiar con tres grandes revoluciones en curso. La primera conmoción fue religiosa, derivada de la Reforma y sus consecuencias en las mentalidades de los europeos. Otra revolución fue la militar, con el triunfo de las armas pesadas de fuego, la consiguiente sofisticación de las fortificaciones y el aumento desorbitado de los costes bélicos. Y la tercera transformación tocó a la gobernabilidad, por la necesidad de crear un aparato de gestión apropiado para dirigir reinos geográficamente dispersos y constitucionalmente heterogéneos. ¿Fracasó Carlos V? ¿Fue el suyo un imperio imposible? Es la pregunta final que plantea el libro. Podría responderse afirmativamente si ponemos el acento en la situación cuando abdica. El luteranismo está consolidado en Alemania, persiste la amenaza otomana en el Mediterráneo, hay un empate técnico en el eterno combate contra Francia, los gastos desmesurados han empeñado la hacienda, particularmente la de Castilla, y Carlos se ve forzado a aceptar la división de su herencia entre su hermano Fernando y su hijo Felipe. Pero otra cosa resulta si pensamos en que gobernó un imperio mundial durante cuarenta años seguidos, impuso su dominio sobre Italia, impulsó la colonización y asimilación de América en tiempo récord y engrandeció la posición de liderazgo europeo de su familia, los Habsburgo. Sea como sea, la valoración queda en manos del lector, y que este no olvide, como le recuerda Parker, que en política ni el éxito ni el fracaso son definitivos. Tampoco los libros de historia son definitivos.El afán por entender al personaje y sus decisiones lleva a Parker a problematizar la figura de Carlos V exponiendo pros y contras de las opciones elegidas para que el lector juzgue