Santos Juliá
En su anterior libro, Transición, Santos Juliá elaboró una genealogía de ese periodo crucial para España y su vigencia en la actualidad. Ahora, en Demasiados retrocesos. España 1898-2018 (Galaxia Gutenberg) reúne ensayos y artículos que abordan el momento actual, crítico para la convivencia política, y sus conexiones con otros periodos de la historia reciente de nuestro país desde el desastre del 98. “Parece que todo lo logrado desde la Transición estuviera de nuevo en discusión por las nuevas políticas que se han puesto en marcha desde la crisis económica”, sostiene. El libro empieza con sus últimos escritos y acaba en diciembre de 2018 planteándose una pregunta: ¿está la democracia española en apuros? En las 365 páginas que forman el conjunto, Juliá habla de 1898, de la inestabilidad que trajo el golpe de estado de Primo de Rivera, de la Guerra Civil, del franquismo y de los años 60. También ahonda en la situación que se ha creado en Cataluña y en “la crisis de Estado que empieza con la abdicación de Juan Carlos I y termina con el intento de todavía no sabemos qué protagonizado por los nacionalistas catalanes en los últimos años”. La situación en la que estamos inmersos, arguye, “ha procedido del sistema de partidos y de la distribución territorial del poder”. Este declive del sistema de partidos “empezó con las manifestaciones de mayo de 2011, cuando se vio que había una crisis de representación sentido por un amplio sector de la ciudadanía. Entonces se puso en discusión no sólo cuestiones circunstanciales sino el propio régimen del 78”. En este sentido, Juliá cree que "la democracia española es políticamente fuerte", como ha demostrado al ser capaz de incorporar al sistema a nuevas fuerzas políticas, pero defiende que hay que abordar el nuevo escenario con seriedad. Habla, claro, de Podemos y Vox, aunque la irrupción de este último no aparece en este análisis. No obstante, opina que el debut de Vox en las instituciones tras su entrada en el gobierno autonómico de Andalucía, crea una fuerte tensión, aunque de momento no pone en duda el funcionamiento del sistema. Dependerá de cómo Vox se incorpora al juego y cómo el resto de partidos y la sociedad responde ante ellos”. De modo que, haciendo alusión al título de su libro, Vox en sí mismo no supone un retroceso aunque ya se ha visto un primer efecto: “convertir a Ciudadanos en un partido que compite por la extrema derecha. Ellos, que habían aparecido como liberales y socialdemocrátas han entrado en una confusión desbaratada. Han entrado en un discurso que les va a costar por el sorpasso al PP, que se ha tirado de hoz y coz a la extrema derecha”, ha apuntado. Y, como consecuencia, “han desertado” de un espacio en el que se definía una gran parte de los votantes: un centro que podía irse a la derecha o a la izquierda. Entre un millón y medio y dos millones de votos, asegura, “podían transferirse en ese ámbito centrista”. Aunque esto aún “no se ha consumado” y el efecto Vox “se confirmará en las elecciones del 28 de abril”. Este pluripartidismo puede ayudar, según el vaticinio de Juliá, al PSOE, que aunque “no se ha caracterizado por un discurso propio para hacer frente a los problemas, lo que le está ocurriendo al resto de partidos le puede beneficiar”. En este sentido, el partido socialista ha ocupado ese terreno que se ha quedado desierto. Además, el historiador ha recalcado que el comportamiento histórico de los votantes españoles “ha sido apoyar propuestas moderadas aunque ahora el voto es mucho más volátil y ha hecho que crezca una política del espectáculo”, ha lamentado. No obstante, este “momento pluripartidista tiene unas características particulares que son las que históricamente han conducido a enfrentamientos civiles, el odio al adversario que lo convierte en un enemigo que es necesario destruir”. ¿Y qué ocurre con Cataluña? En este tema se muestra también claro. “El problema procede de un poder del Estado constituido”, y “el Estado no ha sabido responder, quien lo ha hecho ha sido el Poder Judicial”, apunta. Pero, ¿por qué ha ocurrido así? “Porque se está poniendo en quiebra un Estado cuyo sistema político está pasando por un momento de extrema debilidad”. No se ha encontrado un camino en el que crear un espacio de entendimiento porque “llevamos desde 2015 con gobiernos a los que no solo les falta autoridad para crearlo sino que les falta poder. Hemos pasado por una fase de gobiernos que funcionan como interinos porque no tienen un apoyo parlamentario sólido para desarrollar un programa que cuente con el apoyo de una oposición”. De modo que, si el problema que plantea el nacionalismo solo tiene “una solución duradera emprendiendo una reforma constitucional, las condiciones políticas para acometer ese camino en estos momentos no solo no existen sino que ni vislumbramos cuándo pueden existir”, ha lamentado Juliá. Aunque ha recordado los duros enfrentamientos dialécticos entre José María Aznar y Felipe González, asegura que “nunca ha habido un odio tan manifiesto" en el escenario político como el de ahora, lo cual impide "el encuentro que debería haber para abordar el problema catalán". @scamarzana
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