José Guirao. Alberto Di Lolli
Tras una semana complicada, la Cultura por fin sonríe ampliamente. Un gesto que se instaló unánimemente en sus responsables ayer tras la toma de posesión de José Guirao (Pulpí, Almería, 1959), que recibió la cartera de manos del malogrado Màxim Huerta, forzado a dimitir tras el escándalo de su fraude a Hacienda. Durante su discurso inaugural, el nuevo ministro, que asegura no ser de decisiones precipitadas y no venir con ningún prejuicio, subrayó su deseo de gestionar la cultura y el deporte desde "el trabajo, la prudencia y la valentía".Guirao, es un sólido gestor cultural estrechamente relacionado con el sector desde los años 90 y muy respetado en el mundo del arte. Licenciado en Filología Hispánica, dirigió el Museo Reina Sofía entre 1994 y 2001 e impulsó desde 2002 el centro madrileño de creación contemporánea La Casa Encendida. Pero a pesar de haberse dado a conocer en el mundo del arte contemporáneo y la innovación, el ministro se definió como "un poco de la vieja guardia. Soy de los que creen que la cultura se forma por estratos. Vamos sumando y sobre las cenizas no se construye nada sólido".
Aprovechó Guirao ese momento para fijar una de las prioridades de su gestión, refuerzo de la enseñanza de Humanidades. "La Historia, la Filosofía, el Latín, el Griego, territorios importantes para generar gente con formación y conciencia. Personas de peso que no sucumban ante las nuevas tecnologías, también fundamentales hoy", recalcó. "Pero es que la tecnología sin alma ni corazón nos puede llevar a lugares que no queremos. Creo en el equilibrio y en mantener la cultura con los pies bien asentados en la tierra", ha recalcado.
Otra de las patas será la fiscalidad del sector, porque el ministro no dudó en afirmar que la cultura "genera dinero, evolución, industria e investigación. Forma una gran parte del PIB del turismo por el patrimonio histórico de ciudades como Madrid, Córdoba, Granada o Sevilla, que, sin coste, tienen museos, centros de arte contemporáneo, teatros, gastronomía...".
Consciente de errores recientes, no olvidó Guirao que su nueva cartera abarca algo más que la cultura. Evitando polémicas estériles no hizo ninguna referencia a los toros, pero sí habló de deporte, señalando que se ocupará de todos los tipos que abarca esta disciplina, "desde el de alta competición, que sirve de ejemplo, hasta el que se hace por salud, la gente que va a correr, a andar, que sale a los parques, el deporte que yo practico, y el que realizan, en un doble esfuerzo de integración los discapacitados". Además, el ministro pidió en un guiño humorístico, paciencia hasta que se sitúe en el complejo y diverso mundo de nombres y disciplinas. "Al menos, durante un rato, una semana, no más".
En definitiva, Guirao se presenta como un ministro deseado por el sector y con amplia capacidad para afrontar una gestión competente. Virtudes necesarias para hacer frente a problemas enconados en el mundo cultural español como la protestada fusión del Teatro Real con el Teatro de la Zarzuela, la bajada del IVA cultural y la esperada aprobación de una Ley de Mecenazgo y del Estatuto del Artista.
En una reciente entrevista publicada en caliente en El Mundo, el ministro se refirió a varios de estos temas candentes, y dejó como titular su decidida apuesta por la lectura. "Creo en los libros, creo en la industria editorial, creo en la difusión de la lectura. Un país cuanto más lee mejor vive, más sabe, disfruta más de la vida", aseguraba. Sobre la fusión de ambos teatros, Guirao explicaba: "lo he conocido por la prensa y mi primera obligación es escuchar a las dos partes. No tengo ningún prejuicio, vengo sin ellos y espero no caer en esa tentación. Espero tomar una decisión en poco tiempo, la que sea. Y hacerla pública".
En cuanto a una de las patatas calientes más obvias, el IVA, Guirao se compromete "a pelear por ello. La subida del IVA provocó la bajada de la recaudación en los teatros, por ejemplo. Por tanto, si el IVA baja recuperaríamos público. No sólo sería bueno para la cultura, sino para todo". Además, el ministro ha desvelado en esta entrevista, otra de sus citas con Hacienda, además de la negociación del impuesto, la de la Ley de Mecenazgo, "una reivindicación del sector. Tenemos los presupuestos que tenemos, el tiempo que tenemos y es una ley complicada. Habría que llegar a consensos y se va a intentar", prometió. "Pero quiero recordar que hay una primera Ley de incentivos fiscales del año 95, de la ministra Carmen Alborch, que en el año 2002, si no recuerdo mal, reformó la ministra Pilar del Castillo. Y es una ley que tiene aspectos muy aprovechables. Con esa ley se puede trabajar".