Daniel Fernández Rodríguez
Daniel Fernández Rodríguez ha recibido el IV Premio de Poesía Joven Antonio Colinas que convoca Ediciones de La Isla de Siltolá por su obra Las cosas en su sitio, cuyo fallo tuvo lugar el pasado sábado 28 de abril en Sevilla por un jurado constituido por los poetas Javier Salvago, José Luis Morante, León Molina, Jaime Sánchez Martín y Javier Sánchez Menéndez, que eligió entre las cuatro obras finalistas.Daniel Fernández Rodríguez (Barcelona, 1988) es doctor en Filología Española y licenciado en Filología Catalana por la Universitat Autònoma de Barcelona, donde en 2016 defendió su tesis doctoral sobre las comedias bizantinas de Lope de Vega. Ha desempeñado su actividad científica y docente en la Université de Neuchâtel (Suiza) y en la Universitat de València, en la que disfruta de una beca postdoctoral Juan de la Cierva. Miembro del grupo de investigación PROLOPE, entre sus publicaciones destacan dos ediciones críticas de comedias de Lope de Vega y una veintena de artículos de investigación sobre el teatro del Siglo de Oro, la obra de Lope y la recepción de la "novella" italiana en España. Ha formado parte asimismo del comité de redacción de la edición del "Quijote" dirigida por Francisco Rico (Real Academia Española, 2015). En cuanto a su actividad literaria, ha publicado algunas poesías en distintas revistas, pero Las cosas en su sitio es su primer poemario.
Este premio, que consiste en la publicación de la obra ganadora en una de las colecciones de poesía de Ediciones de La Isla de Siltolá, con una tirada de 1.000 ejemplares, ha sido otorgado en convocatorias anteriores a los jóvenes poetas Ana Llurba, Begoña M. Rueda y Álvaro Guijarro. A su actual edición se han presentado 329 obras, procedentes, la mayoría, de España y América. Según las bases de la convocatoria, podían participar los escritores de cualquier nacionalidad que no tuvieran más de 35 años en la fecha de cierre (el 31 de diciembre del pasado año). Las obras debían ser inéditas, escritas en castellano y no premiadas en otros certámenes. El tema era libre y la extensión mínima de los poemarios se establecía en 300 versos, sin límite máximo.