Fernando Aramburu
El escritor publica Autorretrato sin mí (Tusquets), un fresco intimista trufado de reflexiones sobre los temas clave de la vida donde reconstruye en clave lírica su propia trayectoria vital.
Tras el tsunami de éxito que supuso Patria (Tusuqets, 2016), que ya ha alcanzado las 700.000 copias vendidas solo en España, además de múltiples premios, Aramburu ha decidido bucear en sí mismo para extraer y destilar estos breves relatos de prosa poética donde resuenan, revestidas con ropajes de alta literatura, confesiones sobre sus experiencias vitales, como la relación con sus padres, su nostalgia por el mar, el nacimiento de su vocación literaria o su paso por el grupo surrealista Cloc. "Nunca antes me había abierto tanto a los lectores. Este libro es una ventana abierta al interior del ser humano que lo escribió", ha explicado.
Sin embargo, el escritor opina que más allá de su propia vida, "a poco que el lector tenga grosor humano se reconocerá también en estas páginas. En realidad yo no estoy en el libro como hombre anecdótico con fechas y hechos, más bien traslado a textos todo aquello que me constituye como ser humano. Por eso creo que el lector se reconocerá en situaciones personales comunes". Aclara el escritor que este Autorretrato no es en modo alguno una respuesta necesaria a su anterior libro, aunque sí asegura que donde Patria es una ópera esto son sonatas. "La escritura de estos textos es anterior, simultánea y posterior a la novela. Hace tiempo que los voy acumulando cada vez que sentía esa intensidad propicia, esa atmósfera personal de diálogo interior", desvela el escritor.
Una escritura en la que no existe una sola línea narrativa y que refleja mucho mejor que el propio autor lo que tiene en su interior. "No se debe tomar todo lo que digo como una declaración de principios. En mis libros sí estoy completo, y por ellos sí se me pueden pedir cuentas". Por ello reconoce Aramburu que en el proceso de escritura de estos fragmentos vitales ha habido una batalla constante contra la autocensura acompañada del miedo a desnudarse demasiado. "Todo lo escrito en el libro lo he sacado de ese núcleo íntimo, que algunos llaman alma, por lo que va en muchas ocasiones a contracorriente del pudor, contra el que también he triunfado".
Sobrevivir al éxito
Con la perspectiva que ofrece el tiempo, reconoce el escritor que vio el peligro del éxito de su anterior novela desde el primer momento. "Estaba la posibilidad de que un fenómeno ajeno a la literatura, como es este éxito arrollador, me cambiase. Pero por suerte no vivo solo y ni mis amigos ni mi familia me permitieron perderme en la vanidad y la arrogancia", explica. Además, considera Aramburu que "en lo literario el fenómeno Patria pasó de largo, por eso no publico ahora una novela. Sigo aferrado a la carta literaria que decidí jugar con quince años, tratando de equiparar arte y vida. Y si me equivoco me da igual, porque sé que es imposible que no me dedique a la escritura hasta el último instante de mi existencia".Sobre la repercusión que ha alcanzado la novela, que ha trascendido ciertamente lo literario, el escritor se queda con los encuentros casuales con "las víctimas que se sentían comprendidas, lo que además de gratificante supuso un alivio para mí, porque no hubiera soportado el causar más dolor". También ha aludido a las respuestas negativas, que proceden en su mayoría "de rincones ideológicos donde no me gustaría entrar. Es verdad que hay otras personas que no aceptan mi visión de los hechos, pero establecen un debate pacífico refutando mi libro con argumentos. Algo así sería impensable hace 20 o 30 años, cuando me habrían amenazado o me hubieran puesto en una diana", ha resaltado.
En este sentido, el escritor ha opinado sobre la actual situación de la banda terrorista ETA, de la que se rumorea su definitiva disolución. "Tendría una influencia positiva enorme en el País Vasco, porque su mera existencia es terrorismo aunque ya no actúe. Sería algo clave para quienes ya están inmersos en un proceso de recomposición de lazos sociales y afectivos", ha apuntado, para añadir que si se llega a la citada disolución "se podría hablar de un triste y sangriento periodo histórico concluido".
España, patio de vecinos
También ha sido cuestionado el escritor por su visión de español en el extranjero, lo que le aporta distancia para juzgar nuestro país. Para empezar, Aramburu cree que desde la llegada de internet la distancia es más relativa, pues tiene el mismo acceso informativo que cualquier español. Sin embargo, el gran problema que ve en España es su "ausencia en el panorama europeo. Desde Alemania, España parece un país muy ocupado en sus temas internos, como de patio de vecinos. Cataluña, el paro, la corrupción... nada de eso interesaría apenas nada en un telediario alemán", valora el autor.Además, opina que la gran crispación y falta de acuerdo que se evidencia en nuestra política no se hace patente a pie de calle. "Desde fuera damos la impresión de ser un país tremendamente mal avenido, pero si caminas por una ciudad española la gente es tranquila, se puede hablar con cualquiera, el metro funciona... Es como si aquí nos gobernaran los histéricos y no al revés", ha concluido con humor.