El día a día de una Barcelona en guerra
Pilar Duaygües en una foto de carné de 1935. Imágenes del archivo personal de la familia Duaygües
Tània Balló y Gonzalo Beger publican Querido diario: hoy ha empezado la guerra (Espasa), el testimonio directo de la adolescente Pilar Duaygües escrito en la Barcelona de la Guerra Civil.
"Hoy ha sido un día horrible. El 19 de julio del año 1936 quedará grabado en la historia. Por la mañana me despertaron unos tiros a las cinco, pues teníamos que ir a la playa y mamá no nos dejó. Las ametralladoras iban, bombas por aquí, tiros por allá, etc. Se oía muy bien cómo se derrumbaban las casas en donde las tiraban, dicen que fue peor que el año 1909, que fue fenomenal, y el doble que el 6 de octubre del año 1934".
Durante los tres años siguientes que se prolonga la Guerra Civil, Pilar no deja de escribir en su diario, mezclando los hechos históricos que todos conocemos con su vida y la de su familia creando así un documento excepcional de aquel periodo que marcó la historia de nuestro país. "Aporta ese instante, esa fotografía. Está escrito al momento, cada día, y no se ha alterado su contenido en nada, por lo que muestra una visión fotográfica de lo que está pasando. No tiene voluntad de comunicar propaganda, ni siquiera de ser leído, es una versión diferente, inalterada y sin manipular", valora el historiador Gonzalo Berger, que ha editado los textos junto a la directora de cine Tània Balló. Ambos encontraron los diarios por casualidad a través de los hijos de Pilar, con quienes hablaron para otra investigación sobre mujeres milicianas.
Rápidamente la historia narrada en Querido diario: hoy ha empezado la guerra (Espasa) remite a un precedente claro, el Diario de Ana Frank, con el que guarda a juicio de Balló evidentes paralelismos. "Son comparables porque sus autoras comparten edad y género y las dos escriben en un contexto de violencia. El transcurso vital es muy distinto y la convivencia con la violencia también, pero es importante que las dos demuestran en su diario una esperanza y unos sueños propios de la adolescencia". En cuanto al contacto de Pilar con la violencia, llama la atención la normalidad con la que habla en sus diarios de bombardeos y tiroteos, síntoma de una normalización social profunda de estos hechos. "Nos enseña algo que muchas veces nos han tratado de explicar nuestros abuelos, la normalización de la violencia, el cómo finalmente una sociedad entera es capaz de convivir con una guerra, porque no hay otra posibilidad", explica la directora. "Hoy nos parece inconcebible, pero seguramente la reacción social a la larga sería la misma, como ocurre hoy en Siria la vida sigue a pesar de todo".
Voluntarios republicanos en una barricada callejera en Barcelona a principios de la guerra
"No podemos olvidar", apunta Berger, "que la historia contemporánea de Europa y España es de violencia. A veces se habla de la Guerra Civil como el año cero, pero la violencia venía de mucho antes, del pistolerismo, la represión, los golpes de Estado, las insurrecciones... Era una sociedad mucho más habituada a tiroteos y muertos". A pesar de ello, es sorprendente la conciencia que tiene la joven de lo que ocurre a su alrededor. "Tiene una gran clarividencia y es muy consciente de los momentos políticos y de cómo se desarrolla todo. Y a la vez, aunque vive algo tan excepcional como una guerra, ella lo integra en su día a día con la mirada puesta en seguir teniendo una vida normal, divertirse, enamorarse, aburrirse..."Influida por las opiniones políticas de su casa, Pilar comienza a comprometerse más activamente con el ideario republicano y a agudizar sus opiniones políticas. No en vano, sus tres hermanas mayores participaron en el conflicto de primera mano: Mary como periodista en un periódico republicano, Rosa como enfermera en el frente y Teresa como miliciana en la columna del capitán Bayo. Cuando la guerra hubo finalizado, las tres se exiliaron fueran del país, regresando años más tarde. "Sufre una evolución inherente a su propia madurez y a su entrada en el Instituto Obrero de Barcelona, donde comienza a relacionarse con gente de los sindicatos y la izquierda", explica Berger. "Se posiciona más, pero no milita activamente ni le interesa involucrarse totalmente en la acción sindical. Si la guerra la agarra con 19 o 20 años ella hubiera tenido otro papel mucho más activo, como sus hermanas".
Junto al fresco de su vida diaria, Pilar pinta el retrato de una sociedad y una ciudad que poco a poco comenzó a verse alterada: ensayos de ataques aéreos, racionamiento de alimentos, registros en las casas, militares republicanos y fascistas luchando en plena calle... "Barcelona es la otra protagonista, y se aprecia a medida que va avanzando el diario como la ciudad y el estado de ánimo de la ciudad se oscurece. Va entrando en una etapa gris, decadente, cada vez venida a menos, pero como ocurrió con el resto de ciudades de España", apunta el historiador.
Pilar redactó con gran naturalidad como se oían los disparos desde su casa mientras su familia y vecinos se escondían en el edificio, las noches sin luz observando los bombardeos desde la ventana de su habitación, las alarmas avisando de ataques mientras estaba en el cine o en clase y se escondían en los refugios o como con el avance del conflicto escaseaban los alimentos y combustibles. Su gran evasión de esta realidad fue, como para mucha gente, el cine, que "en esa época era el entretenimiento popular, la gente iba en sesiones de tres películas seguidas. Pilar va al cine para evadirse, para ver un mundo donde todo era posible", señala Balló.
Extracto del diario de marzo de 1939. Imágenes del archivo personal de la familia Duaygües
"¡La guerra ha terminado! Lo dice todo el mundo y los periódicos. Ayer se rindió Madrid y aquí en Barcelona no cesaron de tocar las sirenas en señal de alegría y del final de la guerra. Toda la gente ponía colgaduras en los balcones, aunque a la mayoría les obligaban. Yo tenía un humor pésimo, hemos perdido. Lloré con mucho dolor al ver que esos criminales fascistas se han llevado la victoria. Mas no les aguantaremos mucho tiempo porque volverá a haber un levantamiento, esta vez por parte nuestra y quedaría quedará entonces enterrado para siempre el odioso fascismo, aunque a lo mejor tardaremos algunos años en lograrlo. Este pensamiento, que todos los rojos tenemos y del cual no nos engañamos, me da un poco de alegría.
Para Balló, este diario, conservado por su autora a pesar de las posibles represalias, supone un indicador del cambio de dinámica a la hora de hablar de la Guerra Civil. "Tras la Transición se le dio la palabra a aquellos héroes e intelectuales que lucharon, que dejaron testimonio escrito. Hoy tenemos la sensación de que esa parte se desgasta, que ya no hay más que contar y llega la hora del anónimo, de la gente corriente", opina la directora. "Esto viene muy ligado a que las nuevas generaciones dejan de tener miedo y asuman que sus antepasados participaron en una guerra, y recuperen esos testimonios escondidos por los propios autores. Ahora es tiempo de otro relato de la guerra civil que hasta ahora no se había contado, el testimonio directo de la gente de la calle".
Sobre su repercusión en la actualidad, Berger opina que los hechos aquí relatados no suponen necesariamente un preludio de la actualidad en Cataluña. "En la historia no se pueden establecer paralelismos con la actualidad, pero sí que nos tiene que ayudar a no cometer los errores que cometimos en otras épocas", sentencia. "En este sentido el testimonio de Pilar deja muy clara una cosa, nunca más una guerra. Bajo ningún concepto se tiene que llegar nunca más en España a la violencia. Hemos de ser capaces de superar cualquier diferencia con diálogo y de una manera muy mesurada, porque no nos podemos volver a permitir perder una generación entera o varias generaciones como sucedió en los años 30", concluye.