Ángelo Néstore. Foto: Vociferio

Ángelo Néstore

Premio Hiperión. Hiperión Madrid, 2017. 64 páginas, 10 €

Uno de los presupuestos fundamentales de este libro de Ángelo Néstore (Lecce, Italia, 1986) se hace explícito en el poema “Incendio”: “me dispongo a quemar los puentes / que sostienen todo lo que supe en masculino”. Presupuesto político, está claro, pero, en cuanto está fuera de duda que toda palabra, la poética incluida, es política, es sin más presupuesto poético. Así, el personaje de estos poemas se presenta en un proceso de desaprender, un desaprender que no puede ser sino el aprendizaje de un nuevo rol social, cultural, etc., de un nuevo sujeto. De todo ello este libro es testimonio; se trate de autobiografismo o no, lo cierto es que los poemas inducen a ser leídos así.

“No cometerás actos impuros” es, claro está, el sexto mandamiento de la Ley de Dios, de donde se toma la expresión del título para darle la vuelta y no sólo al precepto del decálogo y a este en su conjunto sino a todo un sistema de pensamiento de valores y de poder que se funda en las prohibiciones, en la exclusión y la acción punitiva, un sistema imperante históricamente de manera general y fuertemente arraigado en no pocas culturas contemporáneas, con menos crudeza en otras.

Actos impuros, como también el libro anterior Adán o nada, se inscribe en la perspectiva queer y sus poemas, por tanto, de lo que tratan es de desmontar el constructo sexual, social, heredado o, digamos, inculcado, el citado “quemar los puentes” de la heterosexualidad y el patriarcado, como se lee poner “el mundo vuelto al revés” o dar cuenta de “una nueva raza de hombres”.

Los asuntos de los poemas ponen en escena al personaje frente al padre, la madre, o la (im)posibilidad de tener hijos, en suma, ante la sociedad y sus reglas. La reacción de la madre ante el deseo del hijo de “ser madre”, que entre otras cosas, “se amputaría los brazos”; la relación padre-hijo: “He honrado a mi padre hasta que se volvió mi íntimo enemigo”, un padre que le habría dicho: “Sé un hombre”. Son muestras del fracaso de los afectos y los deberes ante lo inesperado, lo inaceptable.

El deseo del hijo de ser madre, un deseo que es toda una deconstrucción de los roles familiares y sociales aparece y reaparece en varios de los poemas. Así, en “El prospecto” se lee “Usted no puede dar a luz. Ahora. Ni nunca” y también “usted es muy valiente, yo le admiro, / su elección sexual es un acto de resistencia”, palabras que son la expresión inequívoca del proyecto poético.

Néstore se desentiende de las formas poéticas tradicionales, de las pautas rítmicas a favor de un discurso claro, directo, que tiende a la narratividad, y que aporta por ello un efecto de verdad de lo que se dice, que hay que entender a fin de cuentas que importa en la poética de Actos impuros, un libro de todo interés, que amplía el campo de lo decible y es expresión de una de las avanzadillas del pensamiento contemporáneo.

Monstruo

Deseo levantar sospechas,

que los hombres me griten en la calle,

quiero pasear por centros comerciales, parques públicos

y que madres levanten y bajen la mirada

y luego, mientras preparan la cena para sus hijos,

les asalte brevemente el recuerdo de una raza nueva de hombres.