Miguel de Unamuno
El diario del viaje que realizó Miguel de Unamuno a los 25 años por Italia, Francia y Suiza ve la luz tras permanecer oculto durante años.
Ahora, estos escritos han visto la luz en un libro titulado Apuntes de un viaje por Francia, Italia y Suiza (Oportet Editores), que se presenta este martes en el Ateneo de Madrid. Editado por Pollux Hernúñez y Emilio Pascual, el volumen recoge la transcripción completa de los dos cuadernos autógrafos, con sus tachaduras y algunos dibujos de su propia mano, realizados para explicar gráficamente detalles para los que la palabra le debió parecer insuficiente. En definitiva, explican los editores, se trata de su primer libro, ya que constituye un conjunto sólido y coherente por su naturaleza misma. "Aunque hay que tener un poco de cuidado con esta afirmación", dice Pascual. "El año pasado la Universidad de Salamanca publicó los cuadernos de juventud de Unamuno, algunos de los cuales están escritos anteriormente. Sin embargo son cuadernos aislados en los que hay un poco de todo: aforismos, poesía, cuentos, bocetos de artículos, artículos completos que no le publicaban… Aquí hablamos de un libro completo y sabemos exactamente el momento en el que compró los cuadernos en Barcelona y aparece el día y la hora en el que empezó a escribir y el día y la hora en que lo dio por concluido en Bilbao".
Aunque se conocía la existencia del diario, pues Unamuno hizo referencia al mismo en varias ocasiones, el manuscrito debió de desaparecer pronto de entre los papeles del escritor para pasar por varias manos. Su actual propietario -un coleccionista que lo adquirió en el extranjero- prefiere permanecer en el anonimato. "No debe ser casualidad que este libro se publique a los 80 años de la muerte de Unamuno, cuando se vencen los derechos de Propiedad Intelectual", comenta Hernúñez. "Este texto ya es de dominio público".
En el momento de emprender el viaje Unamuno solo tiene dos cosas en la cabeza: por un lado, a su novia y, por el otro, unas oposiciones que no es capaz de aprobar. Tras varios intentos de conseguir una plaza, que por unos motivos u otros siempre le es esquiva, el futuro rector de la Universidad de Salamanca escribe un durísimo artículo en el que denuncia la corrupción para asignar las plazas. Dos días más tarde aparece una retractación firmada por él mismo en el mismo diario, pero él ya ha emprendido el viaje. En aquel momento ya es un hombre formado. "Era un tarambana", opina Hernúñez. "Cuando inicia el viaje ya lo ha leído todo y a todos los de la época. Escribía mucho y era radical, contradictorio, visceral y emotivo. Y también era sabio, pero no en el sentido de saber sino que era capaz de observar, asimilar y razonar para después trasladar sus ideas al papel".
En las páginas del libro también hay mala leche, "latigazos inmisericordes contra mucha gente". A raíz de su visita a la Exposición Universal escribe: "La entrada a la Exposición cuesta oficialmente 1 franco, pero anda con un 60 % de perdida; solo los tontos pagan el franco entero". París no le gusta, le marca negativamente. Sin embargo Florencia le maravilla, en especial la pintura de Fra Angélico, como se puede leer en otro pasaje: "La virgen de Rafael (la Fornarina) maldito si tenía nada de virgen; en cambio las de fray Angélico, disparatadas, monstruosamente hermosísimas, tienen la belleza imposible de una virgen-madre, otro imposible…".
El libro, que se vale de la tipografía que hizo Ibarra para su edición del El Quijote de 1780 ("Una suerte de homenaje a los dos Migueles", comenta Pascual), también muestra una faceta más desenfada del autor de Vida de Don Quijote y Sancho. "Unamuno era un señor divertidísimo", comenta Pollux Hernúñez. "En sus diarios se ve obligado a escribir con rapidez e inmediatez e incluso llega a escribir tacos… Eso también es Unamuno, no solo la trascendencia de Niebla". Sin embargo también aparece el sentimiento puramente Unamuniano. "Su cariño por su novia, su nostalgia del paisaje vasco, su deseo de hacerse alguien, su curiosidad, sus inquietudes, sus ideas socialistas, sus comentarios anticlericales", escribe Hernúnez en el prólogo. "Esta es una obra distinta pero al mismo tiempo típica de Unamuno y, manifiestamente, muy valiosa en sí misma y por los elementos biográficos que contiene de una época que no se conoce mucho de él".
Tras este inédito del autor de San Manuel Bueno, mártir, se espera que en los próximos meses se publique el primer tomo de sus cartas, también inéditas, que han editado Colette y Jean-Claude Rabaté.