Juan Pablo Villalobos
El escritor mexicano Juan Pablo Villalobos (México, 1973) ha sido galardonado con el Premio Herralde de Novela por No voy a pedirle a nadie que me crea, título presentado bajo el seudónimo de Somiatruites. La obra finalista del galardón ha sido Amores enanos de Federico Jeanmaire, que se presentó al concurso bajo el título de Santa Eliana y el alias de Lidio Vizca. La deliberación del jurado formado por Salvador Clotas, Paloma Díaz-Mas, Marcos Giralt Torrente, Vicente Molina Foix y el editor Jorge Herralde, ha determinado que de los 512 manuscritos presentados Villalobos es el merecedor del premio dotado de 18.000 euros.A la fase final habían pasado cinco novelas: Una casa de Max Viera (seudónimo), Santa Eliana de Lidio Vizca (seudónimo), No voy a pedirle a nadie que me crea de Somiatruites (seudónimo), Cómo dejar de escribir de Transformer XXL (seudónimo) y La procesión infinita, de Diego Trelles Paz. De ahí quedaron en un duelo mano a mano Villalobos y Jeanmaire en el que se impuso el autor mexicano. No obstante, el jurado ha querido destacar también la calidad literaria de Cómo dejar de escribir de Esther García Llovet (presentada bajo el seudónimo de Transformer XXL), que se publicará en Anagrama durante el primer trimestre de 2017.
No voy a pedirle a nadie que me crea arranca con un chaval que desde pequeño apuntaba maneras de estafador. En la novela el pequeño estafador mete al protagonista, un mexicano que viaja a Barcelona acompañado de su novia para estudiar literatura en un lío monumental: un "negocio de alto nivel" que convierte su estancia en la ciudad en una especie de novela negra de humor también negro, una de esas que a él le gustaría escribir. Durante las páginas lo corriente se transforma en un delirio sin que uno sepa muy bien cómo, lo raro acaba siendo normal y no se puede hacer otra cosa que reír, porque todo es hilarante, cotidiano y surrealista a la vez, como la vida misma.
Por estas páginas desfila una variopinta fauna de personajes impagables: mafiosos peligrosos como el licenciado, el Chucky y el chino; una novia que se llama Valentina y que lee Los detectives salvajes de Bolaño y está al borde de la indigencia y no se entera de nada; una chica llamada Laia cuyo padre es un político corrupto de un partido nacionalista de derechas; un okupa italiano que se ha quedado sin perro; un pakistaní que simula vender cerveza para no levantar sospechas... Y para complicarlo todo un poco más aparece una segunda Laia, que es mossa d'esquadra y pelirroja; una perra que se llama Viridiana; una niña que recita versos de Alejandra Pizarnik y hasta la propia madre del protagonista, melodramática, orgullosa y chantajista como en una buena telenovela mexicana. Juan Pablo Villalobos escribe como actuaba Buster Keaton: te arranca la carcajada manteniéndose impávido, sin mover un músculo. En sus anteriores novelas había comenzado a construir un mundo propio con personajes entrañables y excéntricos a los que les sucedían cosas extrañas y divertidas. En No voy a pedirle a nadie que nadie me crea, a través de la odisea de un hombre normal que se ve envuelto en peripecias de lo más rocambolescas, nos habla de la realidad y la ficción, es decir de la importancia de la literatura en nuestras vidas, y del papel fundamental del humor.
En cambio, Amores enanos de Federico Jeanmaire (Baradero, Argentina, 1957), es una fábula sobre las dificultades que tenemos los seres humanos para convivir con los demás seres humanos. Y, sobre todo, para lograr ser felices junto a ellos. Pero también es una novela acerca del amor, el sexo, la soledad y la incomunicación. Un disparate mayúsculo y un drama que, entre risas y lágrimas, se resuelve al final, en las últimas líneas de la última página. Milagro y Perico, protagonistas de la novela trabajan de enanos en un circo que un buen día cierra sus puertas por falta de espectadores. Entonces, deciden comprar un terreno, quedarse a vivir cerca del mar y, en un inesperado golpe de fortuna, se convierten en los strippers más famosos de la pequeña ciudad vecina. De buenas a primeras, son ricos y aprovechan ese dinero para construir un barrio cerrado en el que sólo se permiten enanos. Sin embargo, no todo serán alegrías. La irrupción de una altísima y bella periodista, Eliana, trastocará para siempre la vida de la comunidad.
Narrada desde la complejidad de medir poco más de un metro en medio de una sociedad que está diseñada para hombres y mujeres con muchos más centímetros de estatura, Amores enanos es una suerte de espejo que deforma aún más si cabe las tristes deformidades del mundo actual. Después de la reciente publicación de Tacos altos Federico Jeanmaire vuelve con una novela quizá más singular.
Juan Pablo Villalobos, además de ser escritor, ha investigado temas tan dispares como la ergonomía de los retretes, los efectos secundarios de los fármacos contra la disfunción eréctil o la excentricidad en la literatura latinoamericana de la primera mitad del siglo XX. Anagrama ha publicado todas sus novelas, traducidas a más de una docena de idiomas. Fiesta en la madriguera, Si viviéramos en un lugar normal y Te vendo un perro. Por su parte Federico Jeanmaire es licenciado en Letras, profesor universitario y especialista en El Quijote. Como novelista ha obtenido premios muy importantes en su país, como el Rojas, el Emecé y el Clarín. En Anagrama ha publicado Miguel, una biografía ficticia de Cervantes y Tacos altos.