César Cervera Moreno

Si España siguió siendo una enorme potencia en el Siglo de Oro no fue gracias a sus monarcas, sino a pesar de ellos. La posterior decadencia de los Austrias, la dinastía más endogámica de todas las monarquías españolas, es una tragedia de mayúsculas dimensiones que bien podría contarse a través de una narración homérica llena de lamentaciones por el curso que siguió la historia de este país a partir de entonces. No obstante, el joven periodista César Cervera Moreno (Ávila, 1988) propone una mirada distinta en su primer libro, Los Austrias. El imperio de los chiflados (La Esfera de los Libros), en el que relata las extravagancias de la dinastía de los Habsburgo desde una perspectiva irónica y jocosa, propia de un bloguero como él que, desde hace años, reúne anécdotas sobre la Monarquía Hispánica.



César Cervera pretende desmontar con este libro los mitos sobre la reputación de los Austrias, basados en "los apodos regios" por los que han sido históricamente reconocidos. A través de las "anotaciones que llevo haciendo toda mi vida" sobre las peculiaridades de la dinastía de la Casa de Habsburgo, el autor no duda en señalar algunas imprecisiones aceptadas a lo largo de la historia. "Carlos I era el Invicto, sí, pero también era el Inseguro", denuncia Cervera, al tiempo que cuenta el problema que padecía con su mentón prominente, que le impedía hablar y comer en público.



En Los Austrias, el personaje más desarmado por el autor es Felipe II, a quien le dedica casi 80 páginas en el capítulo más extenso del libro. El hijo de Carlos I, apodado el Prudente, fue, en realidad, el más insensato de todos los monarcas en el plano exterior y el mayor responsable, según Cervera, de la posterior decadencia del Imperio Español en el mundo. "Era un mesiánico que creía que debía ir a todas las guerras porque Dios le enviaba, a pesar de que en la mayoría de ellas no tuviéramos nada que hacer", un hecho que a largo plazo tendría consecuencias definitivas para la pérdida progresiva de las colonias, con motivo del desgaste y el debilitamiento de las tropas.



Desde la llegada de Juana la Loca a España, el eje de la política exterior de los Austrias era el matrimonio entre parientes, "una estrategia suicida" según Cervera, que "les haría conquistar media Europa pero les destruiría por dentro", pues la endogamia alcanzó niveles tan alarmantes que incluso provocaron la intervención del Papa, que les ruega no seguir con aquel método de descendencia. El caso más grave fue el de Don Carlos, hijo de Felipe II, que alcanzó cifras de consanguinidad similares a las del fruto entre la relación de un padre y una hija. En todo esto profundiza el autor, que utiliza todos estos disparates y perversiones para adecuar su narrativa directa y desenfadada.



En un capítulo cuenta Cervera la historia de Juan de Austria, aunque no llegara a reinar, pues fue hijo ilegítimo de Carlos I. Pero no es el único personaje que, no siendo rey, tiene un capítulo propio. Rodolfo II, el primo de la familia de Praga, "es el personaje más divertido de todos", según Cervera. "Era un friki que imitaba a Felipe II, pero aún más grotesco". Respecto a los que terminarían con la dinastía de los Austrias, que se diluyó "sin gloria alguna", Felipe III no tuvo autoridad para gobernar y Felipe IV, el único que se libró de las altas cifras de consanguinidad, fue un "sexoadicto" que dejó veinte hijos bastardos, aunque sólo pudo dejar como heredero a Carlos II, "el pobre niño envejecido".



Para el autor, "no hay país en el mundo en el que mejor se mezcle la locura con la genialidad", y en base a esta premisa ha construido esta esperpéntica historia llena de curiosidades sobre una parte fundamental de la Monarquía Española. "Hacer el próximo sobre los Borbones sería más polémico", bromea Cervera, que tiene claro que su trabajo, aunque riguroso, no pretende ser un tomo académico, sino un libro entretenido que desmonta la "leyenda negra" de la familia más curiosa de la historia de este país.