Jon Bilbao. Foto: Archivo del autor
En la narrativa española actual hay más de una docena de autores de cuentos que garantizan la continuidad de la buena salud alcanzada por el género en las últimas décadas. Jon Bilbao (Ribadesella, 1972) es uno de ellos. Además de tres novelas publicadas, es autor de tres libros de relatos por los que ha merecido figurar en las antologías del cuento español de los últimos años. Estrómboli es el cuarto y último. Contiene ocho relatos en los cuales se revalida el mérito literario logrado en los mejores textos incluidos en libros anteriores. Los ocho publicados ahora presentan una destacada variedad argumental en sus historias localizadas en diferentes países, desde Estados Unidos hasta Nueva Zelanda, pasando por la isla siciliana de Estrómboli y distintos lugares de España, donde transcurren la mitad de los cuentos. Y también se descubren muchos aspectos comunes, tanto en su organización constructiva y en sus procedimientos técnicos como en los temas tratados, a menudo relacionados con tensiones y conflictos familiares o amorosas que alimentan interrogantes y dudas existenciales marcados por afanes e ilusiones de los personajes frente a los deberes y límites opuestos a sus deseos.La técnica de los relatos es el realismo, salvo en el desvío fantástico sobrenatural introducido por la figura del ángel soñado que condiciona el final de "El castigo más deseado" entre dos amigos dedicados a la pesca de atunes en zona de tiburones. En "Avicularia, avicularia", uno de los mejores, el realismo con que se cuentan los apuros económicos de una familia, superados gracias al premio ganado por el padre en un concurso de televisión en que tuvo que comerse una tarántula viva, acaba siendo invadido por el terror que el protagonista siente a causa de la obsesión por la araña que se ha tragado. Y a veces dicho realismo extrema sus limitaciones en la actuación casi objetivista del narrador que renuncia a su omnisciencia para referirse a algún personaje por sus rasgos externos: así lo hace el narrador omnisciente de "Como un idioma desconocido" al hablar de personajes secundarios como "el directivo en mangas de camisa" o "el directivo del puro", marcando con ello la falta de entendimiento del joven ingeniero protagonista con jefes y altos cargos de una central nuclear durante la parada obligatoria por obras de mantenimiento.
Todos los cuentos están compuestos en una organización constructiva semejante. El relato comienza in medias res para luego, con fragmentarias analepsis, completar la historia por medio de la narración alternante de lo sucedido en el pasado, que se recupera en retrospecciones temporales, y su peso en lo que pasa en el presente. Así está construido "El peso de tu hijo en oro", otro de los más logrados, donde dos amigos buscadores de oro en el río sufren una pérdida irreparable que cambiará para siempre la relación entre ambos bajo el peso de la culpa. Y parecida distribución se aprecia en "Estrómboli", el último, tal vez el mejor, por el final abierto tras el intenso viaje de dos amantes procedentes del País Vasco a la isla siciliana, casado él, en busca del hermano menor, enamorado de ella y traicionado por ambos, por lo cual abandonó familia y trabajo en España.
Por muchas razones los relatos de este libro merecen ser considerados, en su mayoría, como piezas ejemplares del arte de contar, con hábil combinación de aventura y relación familiar o sentimental, sostenida por la narratividad y el suspense en textos escritos en una prosa muy cuidada.