Leonardo Padura. Foto: Pablo Lorenzana.
Aún hay esperanza si un escritor es capaz de congregar a 1.500 personas en un anfiteatro. El martes lo consiguió en Oviedo Leonardo Padura, que está en la ciudad para recibir el viernes el Premio Princesa de Asturias de las Letras. Cierto es que las 2.000 butacas del palacio de congresos, obra de Santiago Calatrava, no estaban llenas, pero aun así el aspecto de la sala era impresionante, como señaló el moderador de la charla, Felipe Hernández Cava, amigo y primer editor del escritor cubano."Verles a ustedes me demuestra que vale la pena hacer lo que hago", comentó Padura nada más comenzar el acto. El autor de las novelas del inspector Mario Conde prefiere no hablar de política en público, pero entiende que la gente quiera saber sobre un país que ha estado "demasiado en blanco y negro con visiones muy favorables o muy desfavorables que no parecen corresponder" a la realidad cubana. "Nadie tiene la verdad y yo trato de expresar la mía cuando hablo sobre Cuba como escritor que vive y escribe en Cuba y sobre Cuba", subrayó el autor de Herejes y El hombre que amaba a los perros.
El escritor afronta "con optimismo" el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, un proceso que a sus sesenta años pensó que ya no vería, y opina que beneficiará "a la gran masa" de un pueblo que ha sufrido "tanto sacrificio y tanta carencia" y que "merece un futuro un poco mejor".
Pese a la escasa repercusión que, según afirma, el premio ha tenido en Cuba, Padura asegura sentirse satisfecho con el trato que recibe de sus lectores en su país, "un premio insustituible porque lo dan los que realmente sienten mi literatura", una labor que ejerce, según ha dicho, "con total responsabilidad y gran libertad".
El momento "histórico" del acercamiento cubano-estadounidense fue recibido en La Habana con lágrimas tanto por su madre como por su esposa y, a la espera de futuras decisiones sobre el levantamiento del embargo económico, el hecho de que baje la tensión política y militar entre ambos países "ya es una ganancia importante y lo que ocurra a partir de ahora hay que mirarlo con optimismo".
Padura también tuvo palabras para la brutal crisis humanitaria derivada de la guerra siria. Lamentó especialmente la actitud de algunos países con más de 40 años de tradición comunista a sus espaldas al mostrarse "reticentes" a recibir a los refugiados procedentes de Siria. Su actitud "poco elegante", ha dicho, le hace cuestionarse "qué significó para ellos la experiencia de la solidaridad internacional". Aunque reconoce que la acogida de refugiados es "un reto" para cualquier país europeo al encontrarse en un escenario de salida de la crisis económica y por las "heridas abiertas" como el atentado a la revista francesa Charlie Hebdo, ha instado a los dirigentes a "tender la mano" a aquéllos que están "más jodidos que nosotros", por encima de los temores y dentro de las posibilidades económicas de cada país.
El escritor recordó su primera visita a España en 1988 para asistir a la Semana Negra de Gijón. Aquello fue un "hecho decisivo" en su vida al haberle ayudado a consolidar su carrera en la escritura de novelas policiacas. Allí conoció a Manuel Vázquez Montalbán y gracias a aquel encuentro cambió "por completo" su percepción de lo que entendía como novela policiaca, hasta ese momento marcada por autores clásicos como Chandler y Hammett. "Sobreviví 21 días con 40 dólares y me llevé una maleta llena de libros", recordó.