Jane Goddall
Tenía 18 meses cuando Jane Goodall tuvo su primer contacto directo con el mundo animal. La niñera que la cuidaba se encontró en la cama de la pequeña "un puñado de horribles y retorcidos gusanos rojizos". Cuenta Goddall que su madre en lugar de enfadarse se limitó a decir que esos animales necesitaban estar en la tierra para vivir, que debajo de la almohada morirían. Claro que la pequeña lloró pero a la una y media de la madrugada salieron al jardín a devolverlos a la naturaleza. Su conexión con el mundo animal fue innata pero cuenta que en los niños se ve "un horrible montón de crueldad y, con suerte, habrá alguien guiarlos y ayudarlos a entender que los animales tienen sentimientos como nosotros".Su historia y su leyenda sigue aumentando ahora que le han otorgado el Premio Internacional 2015 de la Generalitat en reconocimiento a su vida y obra. Coincidiendo con la celebración, la editorial Confluencias edita Conversaciones 9. Jane Goodall y 55 años en Gombe, dos libros que repasan la trayectoria de esta mujer que ha dado a conocer la vida de los chimpancés.
Para entonces Goddall ya estaba centrando su atención en los animales, de los gusanos pasó a los perros y a las gallinas y no mucho más tarde fantaseó con vivir en África. De hecho, tuvo la oportunidad de cambiar de continente cuando una amiga se mudó a Kenia. Trabajó, ahorró, compró el billete y se plantó allí dispuesta y decidida a pedir una entrevista a Louis Leaky (se convertiría en su mentor).
19 meses más tarde ya estaban en la reserva de Gombe pero todo fue una continua lucha a contrarreloj. Horas y horas de trabajo diarias con las que no llegaba el hallazgo necesario para que la financiación continuara. Pero de pronto, un día, Goodall vio que un chimpancé (sería el primero al que conocería y lo bautizó David Greybeard) deshojaba una rama para introducirla en un termitero y poder comer. Así es como comenzó a elucubrar la teoría de la relación directa entre los primates y el ser humano. Así es como hizo que viéramos con otros ojos el mundo animal, haciéndonos entender que cada primate tiene su propia personalidad.
Fue con Greybeard con quien tuvo uno de los encuentros más emotivos. Así lo explica en Conversaciones con Jane Goodall: "¡Hubo tantas experiencias que me llegaron al corazón! Pero hubo una especialmente conmovedora. Al principio de las investigaciones, cuando los chimpancés justo se estaban empezando a acostumbrar a mí, uno de ellos (Greybeard) me dejó seguirlo por la selva. Mientras lo seguía, pensé que lo había perdido, pero al apartar unas hojas grandes lo vi allí sentado, casi como si me estuviese esperando, quizás lo estaba. Vi una fruta madura en el suelo y la cogí con la mano, ofreciéndosela. Apartó la mirada y le acerqué un poco más la fruta. Entonces se volvió hacia mí y me miró directamente a los ojos, cogió la fruta y la soltó porque no la quería, y me apretó la mano muy suavemente, que es como los chimpancés se consuelan".
Gracias, Jane
Gracias a los estudios e investigaciones que Goodall y otros investigadores se ha llegado a un profundo conocimiento de los comportamientos y jerarquías de estos primates. En 1962 abandonó Gombe para doctorarse en al Universidad de Cambridge en etología pero para cotinuar con el seguimiento de sus 'chicos' en África creó el Centro de Investigación de Gombe Stream, hoy considerado uno de los mejores trampolines para estudiantes y primatólogos.Así, se ha llegado a conocer que las capacidades intelectuales de los chimpancés son similares a los del ser humano. Tienen conciencia del yo, pensamiento razonado y su comunicación no verbal incluye besos y abrazos. Además, el ciclo vital se corresponde en gran medida al nuestro y un chimpancé en su niñez no tiene límites en los juegos y requieren del contacto físico y afectivo para su desarrollo. Fabrican sus propias herramientas, construyen sus nidos para dormir a diario, echan la siesta en la sombra durante el verano y los árboles cuando llueve, se comunican y defienden su territorio.
Jane Goodall, Mensajera de la Paz de Naciones Unidas, Premio Príncipe de Asturias a la investigación Técnica 2013 y Premio Internacional de Cataluña 2015 vive ahora con la maleta fuera del armario. Viaja 300 días al año, da conferencias y se dirige, sobre todo, a los jóvenes en un intento de inspirarles para que intenten cambiar el futuro. Infinidad de artículos científicos, 35 tesis doctorales, 30 libros, cientos de conferencias avalan su labor y la convierten en la persona que mejor conoce a los chimpancés. Pero, ¿qué ha aprendido ella de los primates? "Cómo ser buena madre y, también, como resolver un conflicto".