Andrés Barba. Foto: Eduardo Carrera.

Cuenta Andrés Barba (Madrid, 1975) que en su última novela, En presencia de un payaso (Anagrama), ha querido trabajar más literalmente que nunca "a imitación de la vida". Por esta razón prevalece en ella "esa especie de confusión casi imposible de eludir con la que asistimos casi siempre a nuestra propia vida", explica el escritor. El protagonista, Marcos Trelles es un científico que acaba de descubrir la capacidad de la luz para curvar la materia y la prestigiosa publicación Review of Modern Physics publicará su hallazgo. El problema es que la revista acompaña siempre cada artículo con una breve autobiografía del autor y él se ve incapaz de escribirla. ¿Acaso alguien es capaz de resumir su vida en 200 palabras? Marcos se enfrenta a este reto mientras pasa unas navidades en la sierra junto a su mujer, Nuria, y su cuñado, Abel Cotta -el cómico más famoso del país, ahora retirado-, que se reúnen por primera vez tras la muerte de su madre en un espacio íntimo de atmósfera enrarecida.



- En el epílogo cuenta cómo la novela nació, de una manera sorprendentemente natural, a partir del título de una película de Bergman. ¿Qué pasó a partir de ahí? ¿Cómo empezaron a formarse los personajes y el argumento?

- Otra de las ideas germinales del libro, tras el inesperado encuentro con ese título robado a Bergman (qué generaba la presencia de un payaso), era la de enfrentar a alguien ante la imposibilidad de hacer un "resumen" de su vida en doscientas palabras. Tal vez sea, de algún modo, una idea del fracaso fundacional de la novela: un género que nace para dar cuenta de la totalidad de la vida de un hombre que al mismo tiempo reconoce abiertamente que su misión es imposible.



- Es muy interesante esa extrañeza, esa incomodidad perenne que se manifiesta de manera intermitente entre personas muy cercanas, por mucho que se quieran, como le sucede a Marcos con Nuria y con su padre.

- Uno de los misterios del amor es la posibilidad constante de que incluso la persona con la que llevábamos décadas comiendo, durmiendo y haciendo el amor se manifieste de pronto como un extraño total. Ese extraño total que todos somos para todos (que incluso somos para nosotros mismos en muchas ocasiones) tenía que estar presente también porque era una de las razones indiscutibles por las que nuestra vida cambia de rumbo con tanta frecuencia. Y especialmente en esos interlocutores tan cercanos. No sólo porque ellos se vuelven extraños, sino porque no es infrecuente que uno olvide quién es uno mismo, y es entonces cuando acudimos a ellos, para que nos recuerden quiénes somos.



Humor para disolver la mentira

- ¿Cómo surgió el personaje del cómico Abel y su campaña electoral? ¿Se inspiró en cómicos reales como Leo Bassi, Beppe Grillo -tan políticos ambos- o los que tenemos en España, como José Mota o Joaquín Reyes?

- El humor español es esencialmente costumbrista y paródico. Nos gustan las imitaciones y el "tipismo", es difícil que haya un comediante político como Beppe Grillo, pero mi personaje es esencialmente un comediante que desea generar una situación cómica en un espacio serio, el Congreso: su proyecto político no es proponer una enmienda a la totalidad sino sencillamente sentar a un maniquí en el Congreso de los diputados con el voto de los ciudadanos; es decir: generar una situación que recuerde a los politicos (serios) su condición teatral y el descontento, algo que se van a ver obligados a mirar constantemente. Una de las cualidades más interesantes del humor es que funciona como "disolvente" de las narraciones falsas, junto al payaso sólo puede sobrevivir lo auténtico. En El banquete, de Platón, los únicos que se quedan hablando hasta el amanecer son el payaso y el filósofo -Alicibíades y Sócrates-, o por decirlo de otro modo: los únicos que de verdad se toman en serio la vida. Los políticos se habían ido a dormir mucho antes, no les interesaba la vida, sino el poder.



- La irrupción de Abel en la política le da pie a hablar del descontento de la gente con los políticos, e inevitablemente se me viene a la cabeza el Movimiento 5 Estrellas de Grillo o, más cercano a nosotros, el fenómeno Podemos. Pero el libro, como dice en el epílogo, lo empezó a escribir hace tres o cuatro años. ¿Ha sido pues una mera coincidencia lo de Podemos? ¿Se inspiró en el Movimiento 5 Estrellas o en algún otro fenómeno similar?

- Vivimos una época de cambios maravillosos, de descontento activo, de movilización y de reacción. Se respira el miedo de los poderosos, y ésa es una sensación de lo más estimulante, un aroma impagable. El cómico de mi novela tiene poco que ver con Podemos (que tiene todo mi respeto) y mucho que ver con la inaplazable realidad de que se ha llevado tan al límite a la clase media que se ha quebrado la posibilidad de mantener un sistema que sólo beneficiaba a unos pocos. Ha llegado el momento de que se oiga el clamor de una ira más que legitimada.



- Tanto la crisis política como los recortes en investigación científica son dos temas de enorme actualidad que introduce de manera natural dentro de la historia, sin poner el foco en ellas. ¿Cree que la función de "denuncia social" de la buena literatura se cumple mejor así, sin grandes subrayados?

- Yo no creo que la literatura tenga que hacer denuncia ni programa social, creo que tiene que analizar la vida. Uno corre el peligro de escribir, más que sobre lo que honestamente entiende de la vida y el mundo, sobre "lo que le gustaría que fuera" la vida y el mundo. La diferencia es abismal. Como la que generalmente separa la buena literatura de la mala.



- Un asunto principal del libro es la incapacidad de Marcos para describirse a sí mismo, algo que nos pasa a muchos.

- No es improbable que uno mismo sea una de las personas menos capacitadas para hablar de la propia vida. Se funda en la falacia de que se da por descontado que todo el mundo sabe quién es, pero para eso hace falta una buena dosis de imaginación, sentido creativo, autocrítica y ecuanimidad, unas virtudes que no son precisamente comunes. A mí me maravilla la tendencia generacional a la autoficción, creo que lo último que se me ocurriría en la vida sería escribir sobre mí, tendría la sensación de estar haciéndolo sobre un mercuriano.



- El "fantasma" del amante de Nuria siempre aparece en la mente de Marcos y se nota que es una cicatriz mal curada. ¿Cree que una traición es una mancha que nunca se borra por completo?

- Ah, sí, supongo que sí. Incluso cuando uno está sinceramente dispuesto a sobreponerse, incluso cuando lo consigue, está ahí. Eso no significa que no podamos convivir, lo hacemos con tantas cosas latentes que esa no es más que una de ellas. Me divierte la forma privada en la que a veces nos relacionamos con cosas que no comunicamos a nadie, esos diálogos secretos sobre los demás que todos -todos- mantenemos con nosotros mismos y que no son precisamente benévolos.



- Hacia el final de la novela sucede algo que cambia por completo la vida del padre de Marcos y esta línea del argumento pasa a primer plano. ¿Qué papel juega este giro inesperado y este cambio de escenario? ¿Por qué lo eligió como desenlace?

- Porque la vida elige siempre desenlaces imprevisibles que, sin embargo, resultan a la vez naturales. Me parecía algo que podría haberse vislumbrado desde el principio de la novela, pero que estaba tan lejos de la realidad inmediata de todos que pasó desapercibido. Así sucede siempre en la vida. A la gente que está a nuestro lado les suceden cosas muy importantes que han sido gestadas durante años y nosotros no nos enteramos hasta que se manifiestan, entonces sentimos una gran sorpresa. Al reconsiderar las cosas, sin embargo, entendemos ese enorme proceso subterráneo. Me pareció que sólo un final así podía ser justo con una novela que de verdad pretendía ser "a imitación de la vida".