Juan Manuel de Prada. Foto: Antonio Moreno.
Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1970) es una de esas contadas figuras públicas que no rehuyen ningún tema, que no echan balones fuera, que no se andan con medias tintas al expresar su opinión y que se atreven incluso a hacer aventurados pronósticos sobre el resultado de las próximas elecciones generales. Un suculento perfil para todo entrevistador, que desgraciadamente no puede elegir más que un titular de entre la media docena que le acaban de servir en apenas una hora de conversación. Dos años después de Me hallará la muerte, el escritor acaba de publicar Morir bajo tu cielo, su novela más extensa (752 páginas), ambientada en el desastre del 98 y la pérdida española de Filipinas. De Prada le echa la culpa de aquello a la masonería, a la intromisión tramposa de Estados Unidos y a la mezquindad del gobierno de la metrópoli. Lamenta que España dejara de ser un imperio y no tarda en trazar un paralelismo entre la Restauración, marcada por la alternancia pactada entre conservadores y liberales, y nuestro escenario político actual: "Somos un pueblo lleno de grandeza y nobleza, gobernado casi siempre por gentuza".En la sede madrileña del Instituto Cervantes, Miguel Ayuso, Luis Alberto de Cuenca y Alberto Ruiz-Gallardón -en su primera aparición pública tras su retirada de la política- presentarán esta tarde la novela, que De Prada ha concebido "como uno de esos cuadros flamencos en los que ves la Pasión de Cristo al fondo", concediéndole una gran importancia al paisaje. Por eso presenta con detenimiento a los personajes, con todo su bagaje mental, espiritual y pasional, los sitúa en el contexto histórico y entabla lazos entre ellos, antes de centrarse, ya en la tercera parte, en el episodio principal de la novela: la gesta de "los últimos de Filipinas". Durante 337 días (del 30 de junio de 1898 al 2 de junio de 1899), un destacamento español comandado por el capitán Enrique Las Morenas -y, tras su muerte, por el teniente Saturnino Martín Cerezo- resistió el asedio de los insurrectos filipinos en la iglesia del pueblo de Baler, sin saber que el suelo que defendían ya ni siquiera era español porque la metrópoli se había rendido y cedido la soberanía del territorio a EEUU.
De Prada moldea con cierta libertad literaria los personajes de Las Morenas, Martín Cerezo y Teodorico Novicio, el otro personaje histórico más importante de la novela, líder de los rebeldes tagalos, que De Prada retrata culto, intrépido y honorable. El resto de los personajes son completamente ficticios, como sor Lucía Cifuentes, fray Cándido Minaya, la mestiza Guicay Garzón o el soldado Juan Chamizo y el abyecto traficante de armas holandés Rutger van Houten. Las historias de todos ellos completan la trama de una novela ambiciosa en la que confluyen muchos subgéneros.
- ¿Cómo surgió la idea de escribir esta novela?
- Es una historia que tenía en mente desde hace mucho tiempo. Siempre me ha perturbado cómo se independizó Filipinas, fue una calamidad. La forma política natural de España era el imperio. Ahora nos han metido la mierda europeísta y nos han vuelto finlandeses, cuando España ha sido siempre enemiga de Europa, y en cambio tenemos unas relaciones penosas con la mitad de Latinoamérica. Es lamentable. El caso de Filipinas fue el más sangrante de la caída del imperio porque no sólo se independizó, sino que perdió todas su raíces españolas. La cultura yanqui arrasó con ellas en solo 40 o 50 años que estuvo allí. El episodio trágico de los últimos de filipinas es un ejemplo de la trágica historia de España.
- Igual que allí no ha quedado más vestigio de las raíces españolas que la religión católica, aquí tampoco sabemos mucho de cómo fue nuestra relación con Filipinas.
- Filipinas fue conquistada sin pegar un solo tiro. Llegaron unos frailes y los filipinos se dejaron evangelizar. Además, Filipinas no fue una colonia, ni tampoco los territorios españoles en América. Más allá de las injusticias que pudiera haber, que las hubo y muchas, las leyes no establecían distingos entre un filipino y un señor de Albacete. En Filipinas había escuelas y universidades donde estudiaron muchos nativos, como José Rizal, el mito de la independencia y fundador de la moderada Liga Filipina, un hombre brillante que protestó contra las injusticias de las administraciones españolas. España cometió un gran error al fusilarlo.
- ¿Cómo prendió el deseo de independencia en los filipinos?
- Fundamentalmente a través de la masonería, que siempre ha sido muy antiespañola porque España era, como decía Menéndez Pelayo, "martillo de herejes, luz de Trento". Las logias se infiltraron en Filipinas jaleadas incluso por los liberales españoles. Luego Estados Unidos se aprovechó de la situación, demostrando que es una nación nacida para tiranizar al resto de naciones y sembrar la mentira y el odio. Querían construir artificialmente su propio imperio colonial y se enfrentaron a España porque estaba hundida en la miseria, así que decidieron arrebatarnos lo que nos quedaba: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Siempre han usado y siguen usando las tretas más asquerosas. En el caso español, provocando ellos mismos el hundimiento de su acorazado Maine para poder declararnos la guerra. Entraron en Filipinas con la coartada de que iban a liberarles, pero lo que hicieron fue masacrarlos, cosa que jamás hizo España.
- La gesta de los últimos de filipinas es tan heroica como absurda. ¿Qué atributo pesa más de los dos?
- No se pueden separar. En el heroísmo hay siempre un componente de insensatez sin el cual no existiría. Hernán Cortés pensó que con 50 hombres conquistaría territorios poblados por millones de indios. Pero va el tío y lo hace, porque estaba un poco loco. El componente de insensatez en el caso de los últimos de Filipinas fue muy grande, subrayado además por el desamparo de los gobernantes, fundamental para entender este episodio. España está llena de gente valiosa y sacrificada, pero tenemos siempre dirigentes dispuestos a vendernos por cuatro perras.
- Ya que hablamos de gobernantes que venden a los demás, ¿qué opinión le merece la dimisión-destitución de Gallardón, que comparecerá por primera vez en público desde su salida de la política para presentar su libro?
- A Gallardón le tengo un gran aprecio intelectual y personal. Es el político español más brillante de las últimas décadas, sistemáticamente boicoteado por una derecha a la que le encanta cortar las cabezas de quienes sobresalen. En ese sentido es muy democrática, lo que ellos quieren es un campo de alfalfa, todos cortados a la misma altura y hechos con el mismo patrón. Gallardón ha sido odiado por sus compañeros y halagado por sus adversarios, y lo han convertido en el payaso de las bofetadas de la derecha católica. Es trágico que se haya inmolado el único político del PP, probablemente, que estaba limpio de polvo y paja de los casos Gürtel, Bárcenas, etc. Tampoco soportaban que le diera cancha a gente de izquierdas en el ámbito cultural. ¿Y qué cultura tienen los peperos? ¡Lo que defienden es la incultura! Es un caso lamentable, pero tengo la esperanza de que no abandonará la política definitivamente.
- Pero si vuelve, lo hará en otro partido, supongo.
- No lo sé, o desde una purificación del PP. Lo cierto es que el Partido Popular va a ser arrasado en las próximas elecciones. Hay una frase del Apocalipsis que podría ser el lema del PP: "Porque no eres frío ni caliente, te vomitaré de mi boca".
- ¿Qué otras lecturas hace de la situación política actual?
- Hemos llegado a una situación en la que el gobierno no protege al pueblo, sino al dinero, y para ello está llevando a cabo todo tipo de expolios. Las formaciones políticas tradicionales contemplan con escándalo la emergencia de nuevas fuerzas como Podemos, pero han sido ellos los que han provocado su aparición machacando impunemente a la gente. Van a pasar cosas gordas, pero el sistema siempre se las arregla para incorporar al "consenso" a las fuerzas díscolas.
- ¿A qué se refiere con "cosas gordas"?
- Pienso que este sistema de alternancia de los dos partidos mayoritarios, que se parece tanto al de la Restauración, va a perder el control. El PSOE tendrá que pactar tras las próximas elecciones con PP o Podemos para poder gobernar, y ambas soluciones serán su destrucción porque, tanto en un caso como en el otro, enfadará a la mitad de su electorado. De aquí a unos años el PSOE se verá reducido a la irrelevancia. Además creo en menos de un año y medio puede surgir una formación conservadora con principios católicos que se imponga en la derecha española. La Iglesia lo ha evitado todos estos años, pero esa baraja asquerosa que han manejado las jerarquías eclesiásticas obligando a sus fieles a votar al PP se ha roto.