Mario Muchnik. Foto: Sergio González
En el último texto de los nueve que componen Ajuste de cuentos, declara Mario Muchnik (Buenos Aires, 1931) la intención de esta obra: "que no se rompa la cadena de la memoria que, como dice Canetti, es lo único que tenemos". Entre el relato y la crónica autobiográfica, la memoria del octogenario Muchnik -precisa, brillante y esforzada-, habla (y mucho) de sí mismo, a lo largo de las diferentes etapas de su vida, sus años de físico, fotógrafo, editor, sus dos matrimonios..., pero, a la vez, compone el fresco y el trasfondo de toda una época. No es casualidad que, en Primer amor, su hermosa evocación de los barrios y aromas de un vivaz y misterioso Buenos Aires peronista, con su glamour y sus marcados contrastes sociales, desentierre los verdugos de un tiempo oscuro: esa figura del policía (ex -futbolista de primera división) Kairuz, que dirigió la represión en el ingenio azucarero Ledesma (reconvertido en centro de detención y tortura) durante la dictadura militar y que gozó luego de total impunidad, sin comparecer ante la justicia ¡hasta 2005!Muchnik da la palabra a las víctimas en lucha, a los hijos que hoy pueden afirmar: "no contaban con nuestra forma de tener memoria". Una técnica, por llamarla así, sebaldiana, conduce al lector por vericuetos donde se descubre el hilo conductor. Las fotografías de época que acompañan al libro, tomadas por el propio autor, refrendan la palabra y contribuyen al asombro (también las no-hechas pero recordadas con precisión e intención de denuncia). La indagación alcanza a la Argentina de hoy y su engañoso estado real, también a las razones de su imposible regreso. Los paseos por París con su nieta quinceañera, en el texto Les amants, propician un encuentro casual de café con Jeanne Moreau, que dispara la memoria hacia Louis Malle, pero también a la barbarie soviética en la invasión de Hungría en 1956. La sutileza de Los amantes de Malle, deviene lectura de la propia vida y el propio/cinematográfico amor de Muchnik por una figura central del libro, su segunda esposa, Nicole. El misterio vital del paso a la madurez es el asunto de "La línea de sombra", donde recorremos la sexualidad adolescente tanto como la añoranza del buen y riguroso periodismo que se practicaba en Francia en los 60 y 70 del pasado siglo. Su abandono de la Física pasados los treinta años, mientras vivía entre Roma y Nápoles, es también un tema que reaparece por los rincones de esta obra. A veces elige el diálogo, a veces el tono epistolar o una canción de viejos amantes. Pero Muchnik quiere ajustar el cuento: esa tarea necesaria y titánica de ajustar la vida.