Dolores Redondo vuelve al Baztán
Dolores Redondo en Elizondo, el pueblo donde transcurre su Trilogía del Baztán
Destino publica 'Legado en los huesos', la segunda parte de la Trilogía del Baztán
"Impone, claro, y da mucho respeto", asegura Dolores Redondo. "Es inevitable pensar en todos los lectores y personas interesaras en el libro, pero por otro lado espero que me siga pesando siempre, porque saber que están detrás es lo que realmente importa". Pero no debe ser fácil escribir las más de 500 páginas de este Legado con esta presión. Por suerte, la historia puede con todo y "cuando llevo cinco minutos en este Baztán imaginario escribo con absoluta libertad. Me evado de todo".
También el lector. Abrir el libro y devorar página tras página es todo uno. Casi podemos oler el bosque, sentir la oscuridad o el miedo de Amaia Salazar, meternos en sus sueños, sonreír con tía Engrasi e incluso escuchar el llanto de su hijo pequeño, Ibai, nacido nada más empezar el libro. Porque, como dijo Care Santos al reseñar en El Cultural la primera parte de la trilogía "no importa a qué género se adscriba una determinada obra, sólo existe buena o mala literatura. Y esta es de la buena".
Una buena historia pensada casi desde el principio en tres volúmenes (tres grandes asesinos marcan la pauta dividiendo de forma natural el argumento). Más de 1.500 páginas en las que se entremezclan los asesinatos reales con la mitología del lugar. Con el Basajaún, con el Tarttalo... La diosa Mari y las brujas harán su aparición en la tercera parte que ya está en marcha, Ofrenda a la tormenta. "La ficción es la manera a través de la que algunos filtramos el mal del mundo, es una criba por la que pasamos las cosas que de otra manera nos dolerían demasiado", explica la autora que, además, ha querido muy conscientemente incorporar (y, de paso, recuperar) la cultura tradicional de la zona: "Hemos aprendido a convivir con los vampiros y los zombis y los hemos aceptado, por qué no algo de la propia tierra como las creencias en el Basajaún".
El valle de Baztán fue uno de los lugares de España más castigados por la inquisición, nos cuenta Dolores Redondo, y muchas mujeres murieron por esa causa: "Cuando estás allí, ante esas representaciones bestiales de la naturaleza, sin cobertura en el móvil, rodeada de agua, de verde... es fácil de entender que, en aquella época, cuando se dependía de la naturaleza para vivir, los habitantes fueran casi druidas, y que creyesen más en las fuerzas naturales que en el cristianismo".
Unas creencias, las del valle navarro, que le han mantenido alerta, buscando siempre el equilibrio para que la novela no derivase a fantástica. "Cómo tratar la mitología y administrarla es lo que más dudas me ha planteado. Había que mantenerlo a ralla y, por otro lado, quería ser muy respetuosa porque todo esto tiene su base histórica, no son sólo leyendas". Tener una abuela vasco-gallega ayudó mucho. La escritora conocía a todos estos seres desde niña. Luego ha venido la documentación y el estudio, sobre todo, de la obra del sacerdote y antropólogo José Miguel Barandiarán (1889-1991) "que tan bien supo contarlo".
Principio y final
¿Y dónde estaba Dolores Redondo antes de publicar El guardián invisible? La escritora, estudiante de Derecho y Restauración gastronómica (llego a tener su propio restaurante) escribió primero relatos y cuentos, "necesarios para pulirte y aprender", dice. Llegó luego la primera novela con una pequeña editorial "que me dejó al menos el poso para la siguiente y las ganas". Cuando se vio suficientemente madura emprendió la aventura de El guardián.Ahora ya está centrada en la tercera parte, Ofrenda a la tormenta, de la que tiene el guión y en la que está volcada en la escritura. "Estos días toca estar con la prensa pero nunca lo dejo del todo, hoy no sacaré ni un minuto pero no quiero parar. La promoción va a ser muy fuerte, voy a Italia, Noruega, Francia y los viajes descolocan. Pero siendo una trilogía no hay que dejar que la historia se enfríe. Además no haré esperar mucho a los lectores porque soy consciente de que lo que fastidia".
¿Y después de Amaia Salazar? Redondo ya tiene pensada su próxima novela cuya protagonista no será esta mujer fuerte, pero no perfecta, que demuestra a cada paso que puede mandar en un mundo, el de la policía, tradicionalmente de hombres. Una mujer que se mueve entre el mundo de lo visible y de lo invisible, tan importante para un investigador real. "Pero no descarto volver sobre ella. Es mi personaje favorito: me gusta y me resulta cómodo. Eso sí, la trilogía y todo lo que rodea Baztán termina. Hacer otra cosa sería un fraude", explica.
Hablamos también de referentes literarios: Ana María Matute ("adoro cómo escribe"), Antonio Muñoz Molina ("quien, por cierto, tiene una novela negra buenísima El invierno en Lisboa"), Norman Mailer, Arthur, Miller Tomas Harris ("la literatura norteamericana de fin de siglo en general"). "En Europa me quedo con Agatha Christie y PD James. Y, por supuesto, con Stieg Larsson". No es casual que Redondo nombre al rey de la novela negra escandinava. El mismo productor que convirtió a Millennium en serie televisiva, Peter Naderman, llevará a la gran pantalla El guardián invisible.
Y acabamos con una recomendación, apunten: David Vann (Alaska, 1966), "un escritor norteamericano de novela negra intimista, terrorífica... Su descripción de los paisajes de Alaska impresiona".