Fernando Iwasaki. Foto: Santi Burgos

Fernando Iwasaki (Lima, 1961) es uno de los protagonistas de La Mar de Letras, una de las ramas del festival La Mar de Músicas que se celebra en Cartagena hasta el próximo 27 de julio. Perú está en alza y este martes y miércoles el escritor junto con José Luis Torres Vitolas y Jorge Eduardo Benavides, entre otros, participará en los encuentros entre escritores y lectores sobre la narrativa actual peruana. Sobre la misma declara que "la concesión del Premio Nobel a Mario Vargas Llosa es una lotería que nos ha sido concedida. Él se ha llevado el gordo pero el resto nos llevamos décimos".



El festival está dedicado a diferentes géneros yuxtaponiendo diferentes áreas de la cultura como la literatura, el cine y exposiciones, todas ellas dedicadas al país andino. A la inauguración asistió Mario Vargas Llosa a quien han dedicado una sección muy especial y particular. Una retrospectiva de su literatura en braille para que los invidentes puedan acariciar las palabras del escritor de La ciudad y los perros.



La situación actual del país es próspera, tanto cultural como económicamente. Acerda de la lectura "ofrece un mosaico muy variado y rico" alude el escritor de Libro de mal amor. Lleva 27 años viviendo en Sevilla y ahora ve la situación desde la distancia. La economía está en auge y "es como un péndulo. Hay épocas buenas y malas y esta época buena está creando mucho optimismo. Lo veo desde la distancia y me encantaría que ese progreso, bienestar y prosperidad llegase a todos los pueblos del interior del Perú y no solo a Lima".



Fernando Iwasaki destaca a dos escritores peruanos que no han tenido la posibilidad de publicar en España; Carlos Herrera y Peter Elmore, autor de La Fábrica de la memoria, "España se pierde algo importante" comenta. En cuanto a escritores españoles destaca la labor de Antonio Muñoz Molina y Mauricio Wieshental. Aun así, se muestra borgiano afirmando que es su "sistema operativo lector. Sin él no existiría".



El autor de A Troya, Helena, no se siente en confrontación con la generación del boom. Considera haber estado influenciado "en todo". Recuerda que tenía "14 años cuando leí Los Cachorros y quince cuando Cien años de soledad y fueron ellos, entre otros, quienes me hicieron fantasear con las escrituras." "Muchas veces la gente se empeña en afirmar que existe una querella entre los autores más jóvenes con los del boom. No hay deseo de matar al padre, al menos entre la gente de mi edad" comenta.



En cuanto al momento que está azotando a España lo compara con la crisis de América Latina y opina que "España nunca llegará a la situación de los años 90 de América Latina porque a pesar de que está viviendo una mala etapa, el país tiene solvencia". "Es una pena que la gente sin escrúpulos acapare toda la atención" concluye.



Asimismo, cree que el fracaso escolar que vive España se debe a un cambio en las bases, que "hay un doble fenómeno. No es que en España se lea menos sino que antes la gente con cultura y conocimiento era respetada, se merecían la consideración de los demás. Hoy se ha perdido eso, se idolatra a personas que no tienen nada que ver con la cultura, sensibilidad y conocimiento". "Se ha dejado de admirar a la gente valiosa y positiva" aclara.



Y todo esto se puede extrapolar a los medios de comunicación ya que "lo que dice alguien que no tiene importancia se vuelve en modelo a imitar" se queja. El panorama ha cambiado y "es difícil" encontrar la palabra cultura en los medios, "leer ya no es un valor a seguir" precisa. Hoy en día "no se premia a quien más libros saca de la biblioteca sino a la más guapa o a quien haga el salto más grande. Es triste".



Por otro lado, anima a los jóvenes escritores a escribir a mano y a no dejarse llevar por la fama o el dinero. "Hay gente que cree que la literatura es para enriquecerse. Que se dejen llevar por el conocimiento y no por el reconocimiento" aconseja.