Ana María Matute vive en Barcelona pero visita Madrid con frecuencia. En esta ocasión ha visto, emocionada, cómo le ponían su nombre a una flamante y luminosa biblioteca en Carabanchel. La ubicación, en un emblemático barrio obrero de la ciudad, es lo que más ilusión le ha hecho a la tercera mujer ganadora del Premio Cervantes: "El barrio se merecía una biblioteca así y creo que irá mucha gente", se complace, y acto seguido nos habla de "dos chiquitas ateridas de frío" que esperaban en la puerta y que se le han quedado grabadas en la retina.
Al final de un largo día, esta niña de 87 años nos recibe en su hotel. No queríamos perder la ocasión para charlar un rato con ella sobre su temprana dedicación a la literatura, sus escritores de cabecera y su fecunda imaginación, que la llevó a escribir sobre hadas y caballeros mucho antes de que el género fantástico -etiqueta que la autora desaprueba- se pusiera de moda. En ese sentido, se considera una adelantada a su tiempo.
Aunque algunos achaques la han obligado a hacer una pausa, Matute prepara un nuevo libro, Demonios familiares. Le pedimos que nos dé una pista del contenido del libro, pero ella contesta con el "no" más simpático que puede pronunciarse.