"Es mentira que la cocina española esté de moda en el mundo". Así de contundente se expresa el crítico gastronómico y productor audiovisual Pepe Barrena, que presentó este miércoles el libro Comer de cine en el Real Café Bernabéu de Madrid, con la presencia del presidente de la Real Academia de Gastronomía, Rafael Ansón, y el productor Antonio Saura, que ha firmado el prólogo. Barrena aclara su afirmación: los grandes popes de la cocina española están de moda, sí, pero solo en su circuito privado. "¿Qué han dejado los supuestos genios de los fogones? Mucho ego, pero empresarialmente nada".
Para el autor, que es además el creador de un festival de cine y gastronomía pionero, Cinegourland, la cocina española no ha sabido aprovechar la potencia del cine para expandirse por el mundo. Partiendo de secuencias cinematográficas relacionadas con la gastronomía que ha coleccionado durante más de 20 años, Barrena vierte estas y otras reflexiones en un libro que, como ya le ha manifestado algún colega crítico, "es demoledor". De esta manera, como en el festival que dirige, aúna sus dos grandes pasiones, y de paso reparte cera al establishment de la crítica gastronómica y la alta cocina.
- Además de esa falta de tejido empresarial en el extranjero que denuncia y la egolatría de los grandes chefs, ¿qué otros problemas considera que tiene la gastronomía española?
- La situación de la crítica gastronómica. Es la profesión más cara del mundo, si la quieres ejercer con libertad, o te lo pagas de tu bolsillo o lo paga el medio. Y como el medio no lo paga tal como están las cosas, por eso apenas existe. Otra opción es que invite el restaurante, pero como reza el dicho: "Crítico invitado, crítico tocado". Como todo el mundo de la comunicación, la cosa ha derivado hacia el branding empresarial y el marketing. En algunos viajes de prensa he visto a periodistas que pedían el book de fotos y la nota oficial y eso era lo que publicaban después.
- ¿Y qué cosas buenas tiene el panorama gastronómico actual?
La amabilidad, la educación y el glamour del hostelero, un tema que trato en otro capítulo del libro; también las "guías de barrio", que no existen, sino que te las confeccionas a base de opiniones de gente que vive en la zona y te fías de su experiencia; y de los grandes chefs por supuesto hay cosas muy buenas, como los asombrosos avances técnicos que todos acabaremos aplicando en nuestras cocinas.
- ¿Qué película ha retratado mejor el mundo de la gastronomía?
No es que sea la mejor cinematográficamente hablando, pero me parece una joya ¿Quién mata a los grandes chefs? (1978), de Ted Kotcheff, con Jacqueline Bisset. Retrata con 30 años de antelación todo lo que pasa hoy en el panorama gastronómico: el fast food, la cocina industrial, los críticos peleándose entre ellos, con los cocineros, los cocineros entre ellos... me parece de una modernidad apabullante.
- ¿Cuál es su secuencia culinaria favorita del cine?
- Una que es para mí la primera secuencia culinaria de la historia. Aparece en la película Ángel (1937), de Ernst Lubitsch, con Marlene Dietrich, Herbert Marshall y Melvyn Douglas. En ella aparecen sendos planos de tres filetes que, siguiendo el estilo de Lubitsch de sugerir sin mostrar, reflejan el triángulo amoroso de la película: el marido, la mujer y el amante de ella, que es amigo de él, están comiendo en la misma mesa. El marido, ignorante del engaño, se ha zampado tranquilamente el filete y ha rebañado el plato; la esposa, inapetente, ni lo ha tocado; y el amante, nervioso perdido, ha cortado el filete en pequeños trozos pero no ha comido ninguno.
- Parece que se han puesto de moda los documentales sobre grandes cocineros.
- Sí, todo gran cocinero va a tener su propio documental, su propio libro, su programa de radio y su medalla. Pero aparte de eso, hay grandes documentales sobre el universo gastronómico, como Super Size Me (2004), de Morgan Spurlock. Este tío, él solo, consiguió cambiar toda la estrategia empresarial de un gigante como McDonald's.
- La cocina también tiene ahora mucho espacio en televisión, le interesa a un público cada vez más amplio.
- La cocina está de moda, sin duda. Hablas con cualquier político o director general de turismo y parece que la gastronomía es el eje fundamental de todo. Ahora todos los pueblos tienen su concurso de tapas y pinchos. Por otra parte, los programas de TV puede que tengan buenas audiencias porque estamos hartos de ver desgracias. Pero hay que tener en cuenta que la gastronomía no es sólo la cocina: los programas que hacen furor son del tipo Un país para comérselo, de Juan Echanove, donde se mezcla también la cultura, el paisaje, el paisanaje, la artesanía... En esos programas no aparece ningún superchef.