Gregorio Marañón, cincuenta años después
Este lunes los Reyes inauguran en la Biblioteca nacional una exposición que recorre su periplo vital e intelectual
19 marzo, 2010 01:00Gregorio Marañón.
Nuria AzancotEl próximo 27 de marzo se cumplen cincuenta años de la muerte de Gregorio Marañón (1887-1960), intelectual clave del siglo XX español. Para redescubrirlo, los Reyes inauguran este lunes, en la Biblioteca Nacional, la exposición Gregorio Marañón 1887-1969. Médico, humanista y liberal, organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y la Fundación Gregorio Marañón. La muestra recorre la biografía del intelectual y su legado científico y cultural a través de 200 piezas, algunas inéditas: libros, cuadros, fotografías, manuscritos, cartas y material científico que componen el retrato de uno de las grandes figuras de la Edad de Plata de la Cultura Española.
La exposición incluye también el documental Gregorio Marañón desde Toledo, dirigido por José Luis López-Linares, reproduce el laboratorio del recrea el laboratorio, la sala de consulta y la sala de hospital de Marañón con material médico de la época (perteneciente al Instituto de Sanidad Carlos III). Tras su paso por Madrid, la exposición recalará en Santander y Toledo.
Figura destacada de la Edad de Plata de la Cultura española, Gregorio Marañón fue miembro de la llamada Generación del 14, encabezada por Ortega y Gasset y que tuvo, entre sus principales objetivos, elevar la ciencia española a los parámetros europeos más avanzados.
La exposición que inauguran el lunes los Reyes ha sido comisariada por Juan Pablo Fusi y por Antonio López Vega, director de la Fundación Marañón, y revisa su biografía y legado a través de siete apartados: Orígenes, La Edad de Plata, Visión de España, Humanismo médico, Liberalismo y política, Historiador y ensayista y La herencia de Marañón.
Entre las piezas más destacadas vale la pena mencionar el retrato de Marañón realizado por Joaquín Sorolla en 1920, apenas visto en España, pues se conserva en la Hispanic Society de Nueva York; un carboncillo de Zuloaga titulado Mis amigos; numerosas fotografías desconocidas o inéditas, como el retrato de Marañón auscultando a un numantino con pelagra o un retrato del médico junto a un busto de Cajal, en la Biblioteca del hospital que hoy lleva su nombre, así como abundante correspondencia, fragmentos inéditos de su Don Juan, y un cuadernos de apuntes y aforismos.