Image: Abelardo Linares: El cierre de Renacimiento y otras revistas análogas habla de la anemia de la literatura española

Image: Abelardo Linares: "El cierre de Renacimiento y otras revistas análogas habla de la anemia de la literatura española"

Letras

Abelardo Linares: "El cierre de Renacimiento y otras revistas análogas habla de la anemia de la literatura española"

El editor y el director de la publicación, Fernando Iwasaki, señalan como "un logro filantrópico" haber salido durante 21 años

11 marzo, 2010 01:00

Portada de un ejemplar de Renacimiento.

Marta Caballero
Justo al cumplir 21 años, como en una muerte anunciada, previsible y natural, ha desaparecido del panorama literario la revista Renacimiento, fundada por el editor Abelardo Linares, también dueño de la editorial sevillana del mismo nombre, y que ha sido durante estas dos décadas una cabalgata de poetas y escritores de toda índole.

Clásica y amparada en el espíritu de su análoga Cruz y Raya, de Bergamín, poco atenta a las relaciones sociales pero muy centrada en literatura pura, además de abierta al humor y a lo joven, la publicación ha acogido entre sus páginas a autores como Andrés Trapiello, Muñoz Molina, Miguel D'Ors, Luis García Montero, Francisco Brines, Eduardo Jordá y Ángel Pariente, entre otros muchos escritores y poetas, que son quienes, como adelanta Abelardo Linares, pondrán el punto y final a la trayectoria de Renacimiento en el último número, el de esta primavera.

Sorprende en cambio, ante una desaparición tan naturalmente melancólica, la filosofía con la que tanto el editor como el director de la publicación, Fernando Iwasaki, asumen la pérdida. "Lo raro es que hayamos vivido tantos años, acostumbrados como estamos a ver que este tipo de publicaciones no pasan del tercer número". En este sentido, Iwasaki explica que, a pesar de que el editor no escatimó nunca en recursos para que la revista pudiera existir, en estos tiempos, "con las dificultades que hay", era imposible mantenerla. "Somos un logro filantrópico", define el autor peruano, que llegó a la revista en el undécimo número y que la despedirá en el sexagésimo sexto.

La cierran, eso sí, con la satisfacción de que por sus páginas hayan pasado "autores que hoy están más que consagrados" y de haber permitido que mucha gente desconocida, e incluso inédita, publicase. "Por ejemplo, sacamos por primera vez a José de Watanabe, hoy un poeta muy reconocido", cita Iwasaki.

Sin ayudas de la Junta
Pero en esta transición natural con la que ponen nombre al cierre se esconde también una crítica al mercado de la literatura, especialmente en la parte que atañe a las grandes casas de libros, en las que de un tiempo ha esta parte han desaparecido las revistas literarias. "Salvo contadas excepciones, como La Central de Barcelona, la mayoría de estas grandes superficies librescas han prescindido del estante de las revistas", lamenta Iwasaki. Linares lo secunda: "No le hacían ningún caso. Estas revistas han cumplido una función para la gente a las que les gustan, nada más. Nunca tuvimos más de 30 suscriptores ni vendimos más de 100 ejemplares. Y muy raramente se ha reseñado en suplementos culturales. Además, si se hablaba de ella siempre era bien, pero nadie la compraba". Y añade: "En realidad, la revista le interesaba a muy poca gente, lo cual no es malo, pero el problema se ha agravado cuando la Junta de Andalucía ha suprimido las ayudas, que consistían, simplemente, en la distribución de algunos ejemplares en las bibliotecas. Si tenemos que esperar a que un bibliotecario las compre, estamos apañados". Así las cosas, tras el cese de la subvención de Consejería de Cultura, el cierre de Renacimiento se ha precipitado, aunque ambos reconocen que, de todas formas, les "pesaba el cansancio".

Yendo más lejos, Linares pronostica próximos cierres de publicaciones similares: "Las que sobrevivan serán aquellas que tengan una base de financiación potente, pero en mi opinión tienen poco interés, porque por ello acaban siendo boletines al servicio de las grandes editoriales y que sólo informan de sus novedades". La cadencia que describe el sevillano está ligada directamente a la desaparición de la poesía en el mercado de revistas culturales. Como él mismo amplía, "si un libro no vende, no interesa; por eso hay tan pocas publicaciones que le den espacio a la poesía". A pesar de estas vicisitudes, el fundador de Renacimiento puede presumir de haber mejorado la situación de la editorial que, en sus palabras, "está encontrando una línea clara y está más sana ahora que hace tres o cuatro años".

La posibilidad digital
En mitad de tanta negrura, el camino que se le abre hoy día a este tipo de contenidos pasa por la digitalización. En efecto, en Internet empiezan a proliferar un buen número de revistas literarias serias (y algunas chic), como es el caso de Los noveles. No obstante, no parece que sea la ruta que vaya a elegir Renacimiento para una futura resurrección. "Yo soy un entusiasta del papel y creo en él firmemente, porque es lo que da permanencia. Dentro de 50 años los contenidos en Internet se habrán disuelto en el éter. Lo que sí me parece atractivo es la idea de hacer una doble publicación, tal vez una digital más centrada en los contenidos de la editorial, pero si el proyecto no me interesa, no lo haré".

Con todo, el significativo cierre de esta veterana publicación no deja la puerta totalmente cerrada: "Lo normal es que una revista que, precisamente, se llama Renacimiento vuelva, pero primero teníamos que morirnos", tranquiliza Linares. "Somos como una banda de música, no sacaremos más discos pero daremos conciertos", bromea Iwasaki aludiendo a posibles monográficos puntuales o anuarios. Tampoco descartan la idea de publicar en poco tiempo un pdf de cada número en la red.

La huella de 21 años
Para su director, Renacimiento ha sido una puerta para la narrativa de autores de su generación: "Estos años he reunido a escritores de España y América Latina en la revista, que se ha convertido en una publicación generacional". Más escéptico, Linares siente que las revistas literarias son dignas hijas de su tiempo y, como tales, caducas. "Han durado un siglo y pico, nacieron con el romanticismo, que fue antesdeayer, y ahora les toca desaparecer". Pero, esto sí, es consciente de una de las labores fundamentales que han aportado al mundo de las letras, y que es la de "ampliar la capacidad de comprensión del tejido vivo que es la literatura, así como de revisión, porque es deber de cada generación afirmar y negar lo que se ha escrito en la anterior". De esta manera, y a modo de cierre, ¿qué significa la desaparición paulatina de las revistas literarias? Linares lo tiene claro: "Una mala salud, casi anémica, de la literatura de un país".