David Lurie está acostumbrado al fracaso. Tras dos divorcios y una hija que no espera nada de él, no ignora que sólo es un mediocre profesor de literatura, incapacitado para el amor y la creación artística. Expulsado de la universidad, el interior del país le revelará que el gobierno de Nelson Mandela no ha conseguido cerrar las heridas abiertas por el apartheid. La desesperanza se impone en un relato que transita de la crónica política al estudio psicológico con una prosa de inaudita exactitud. Premio Booker en el año 2000, John M. Coetzee entiende que la derrota es la única opción moral en una sociedad dominada por la frustración y la ira.