La Colección del Museo Ruso de Málaga se ha reactivado después de que en mayo de 2022 comenzaran las devoluciones de las obras a Rusia. La invasión de las tropas de Vladimir Putin sobre Ucrania propició que los organismos internacionales bloquearan las transferencias al gobierno ruso, por lo que el Ministerio de Cultura y Deportes de España solicitó que se paralizase cualquier iniciativa de colaboración. El entusiasmo de Jenny Green, una coleccionista británica, ha revertido la situación. Con la cesión de 76 obras de artistas rusos de su propiedad, la institución malagueña resucitó el 13 de diciembre.
Muchos eran los que vaticinaban el cierre de la filial andaluza del Museo Estatal de San Petersburgo, inaugurado en 2015 (casualmente un día antes de la apertura del Centro Pompidou, también de Málaga) en una antigua fábrica de tabaco. El inicio del conflicto en el este de Europa puso en entredicho las actividades de la institución, que siempre mantuvo sus puertas abiertas pese a que la afluencia había disminuido considerablemente.
Las exposiciones del museo se nutren de la gran colección de la sede central en San Petersburgo, que cuenta con más de 400.000 obras. El Museo Ruso había montado 40 exposiciones y había atraído a 750.000 visitantes antes del estallido de la guerra. El acuerdo de colaboración, firmado primeramente hasta 2025 y después hasta 2035, consistía en el pago de un canon de 400.000 euros anuales por parte del consistorio malagueño, que recibía a cambio las obras que llegaban desde Rusia.
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La invasión de Ucrania el pasado febrero sorprendió al museo con cuatro exposiciones abiertas. Una de ellas se titulaba, paradójicamente, Guerra y paz en el arte ruso. Las otras tres eran Las vanguardias rusas, Maiakovski, artista y poeta y Dostoievski en su bicentenario. Las visicitudes políticas y económicas derivadas del conflicto no desalentaron a los responsables de la institución malagueña, que incluso programó una muestra sobre Picasso en mayo. Incesante Picasso. Libertad y vida, titularon la exposición, pero el museo parecía destinado a darse por vencido. Los presagios, ciertamente, no eran prometedores.
El gesto de Green, sin embargo, lo ha cambiado todo. La empresaria británica que fuera integrante del grupo Granny Takes a Trip, la revolucionaria boutique de Kings Road en Londres, comenzó a coleccionar arte ruso hace 20 años. Las obras que ha cedido, entre las que encontramos un kandinsky, la Troika de Maliavin y un boceto de Ivanov sobre La aparición de Cristo ante el pueblo, datan de 1876 a 1980 y hoy dan forma a una exposición que ha salvado al Museo Ruso de Málaga.
Además, se trata de la primera vez que la institución malagueña exhibe obras de Venetsianov, Ivanov, Aivazovsky, Repìn, Serov, Bakst, Benois, Kandinsky, Serebriakova, Larionov, Goncharova, Chelischev y Essaian. “Salvo siete obras pequeñas, esto representa toda mi colección”, dijo la coleccionista en la inauguración de la muestra, Arte Ruso, Una Mirada Inglesa, que permanecerá abierta al público hasta el 5 de junio.