Los neutrones 'abren' seis ataúdes de animales del Antiguo Egipto: llevaban 2.500 años sellados
Una novedosa técnica no invasiva desvela los secretos de los cofres conservados en el Museo Británico: hay huesos y restos textiles en su interior.
20 abril, 2023 17:00El Museo Británico de Londres conserva en sus fondos seis ataúdes de animales del Antiguo Egipto intactos, que llevan unos 2.500 años sellados, sin mostrar lo que esconden en su interior. Más que sarcófagos al uso, se trata en realidad de cofres votivos hechos de compuestos de cobre. En la civilización de los faraones, la momificación de los animales fue también una práctica extendida: se creía que eran la encarnación física de los dioses. Pero los investigadores siempre se han preguntado si en el interior de esta suerte de estatuas, rematadas con figuras de lagartos o serpientes con cabeza humana, se introdujeron restos de fauna.
Un estudio previo de estas piezas con los rayos X de la tomografía computarizada resultó insuficiente para resolver el enigma. Ahora, una segunda investigación realizada por un equipo de especialistas del Museo Británico utilizando una novedosa técnica no invasiva —la tomografía de neutrones, que crea imágenes a partir de la detección de los neutrones que atraviesan una muestra— ha permitido descubrir el contenido de los ataúdes: al menos en tres de ellos hay restos de animales, probablemente lagartos, y fragmentos textiles, lino con casi total seguridad, al ser el material usado en el proceso de momificación, que habrían servido como envoltorio de los cadáveres.
Estos hallazgos, según explican en un artículo publicado este jueves en la revista Scientific Reports, brindan nuevos datos sobre la fabricación y el uso de ataúdes de animales en el Antiguo Egipto. "Este trabajo proporciona evidencias adicionales sobre el uso de cofres votivos de aleaciones de cobre, mostrando que los restos de animales se envolvían en lino y se colocaban dentro de las cajas antes de que fueran selladas, y que las figuras de animales que las coronaban tenían la intención de corresponderse con los restos del interior", escriben.
Tres de los ataúdes examinados en el estudio fueron descubiertos en 1885 en Náucratis, un emporio internacional fundado en la orilla occidental del Delta del Nilo a finales del siglo VII a.C. y que se convirtió en un escenario importante de las rutas comerciales de Egipto con el mundo mediterráneo. Se han datado entre 500-300 a.C. Un cuarto cofre, fechado entre 664-322 a.C., en el llamado periodo tardío o helenístico, se encontró en la ciudad de Tell el-Yahudiya o Leontópolis y fue adquirido por el Museo Británico en 1876. Los dos restantes han sido datados aproximadamente entre 650-250 a.C. y su procedencia es desconocida.
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Todas las piezas están rematadas con figuras de lagartos, serpientes o criaturas híbridas, medio humana medio cobra, con una doble corona, asociadas en el Antiguo Egipto con el dios creador y solar Atum. Gracias a la tomografía de neutrones, los investigadores han sido capaces de identificar restos óseos en tres de los ataúdes, desde huesos fracturados hasta un cráneo intacto con dimensiones similares al de un grupo de lagartos natural del norte de África.
Además de las formas y el estado de conservación, hay otra diferencia reseñable en los ataúdes. Un trío presenta una suerte de lazos o enganches que, según la hipótesis de los investigadores, habrían servido para colgarlos de las parades o las capillas de un templo, de las estatuas de culto o de los barcos sagrados empleados en las ceremonias religiosas.
En los otros tres, que carecen de este elemento, se ha identificado plomo en su interior, que habría servido para cuestiones prácticas: por ejemplo, ayudar a distribuir el peso en dos casos y para repara un agujero en el otro. No obstante, este material tenía una consideración mágica en el Antiguo Egipto y se usaba como amuleto de amor, en los rituales de execración de enemigos o para la protección de las momias. Solo una pequeña gama de figuras divinas egipcias se fabricó regularmente con plomo debido precisamente a sus connotaciones simbólicas: porque en realidad era un material bastante barato.