La carga de un pecio del País Vasco revela el increíble origen del metal de los bronces de Benín
Las obras de arte antiguo más famosas de África fueron fundidas con latón de Alemania, según el análisis de unos anillos de herradura introducidos por los comerciantes portugueses en el siglo XVI y utilizados como divisa.
5 abril, 2023 20:03El navío flamenco no logró sortear una fuerte tormenta en 1524 frente a la costa de Getaria, en Guipúzcoa, y acabó engullido por las aguas del Cantábrico. Probablemente se trataba de una embarcación alquilada por los portugueses en Amberes para transportar a Lisboa productos de intercambio que canjear a lo largo de su flamante ruta comercial con África occidental, inaugura a finales del siglo anterior.
El pecio fue hallado de forma casual en 1987 por unos buceadores que encontraron una serie de lingotes de cobre desperdigados por el lecho marino, entre las maderas conservadas del casco del barco. Las excavaciones de los arqueólogos subacuáticos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi sacaron a la luz en los años siguientes calderos y más lingotes de cobre, alfileres, tazones de latón y unas 313 manillas, unos anillos en forma de herradura hechos de este último metal y utilizados como divisa en las relaciones comerciales entre los europeos y los africanos.
Puede resultar algo inesperado y totalmente sorprendente, pero el cargamento de ese navío holandés ha ayudado a resolver los orígenes y el material con el que fueron elaborados los bronces de Benín, las famosas obras de arte africanas —placas elaboradamente decoradas, cabezas conmemorativas, figuras de animales y humanos o artículos de realeza— creadas entre los siglos XVI y XIX por los pueblos edos de la actual Nigeria. Un estudio publicado este miércoles en la revista científica PLOS ONE ha descubierto que la fuente primaria para el latón empleado para fundir estas piezas se encuentra en Alemania. Este metal se transportó hasta África Occidental en forma de manillas.
Los investigadores han analizado químicamente 67 manillas recuperadas en cinco pecios atlánticos y tres yacimientos arqueológicos, todos datados entre los siglos XVI y XIX. El mapa de los hallazgos conecta sitios tan distantes como la isla de Grötö, en Suecia, con cabo Cod, en Massachusetts, Estados Unidos, donde se documentó el naufragio del Whydah Gallay, un barco inglés utilizado para el tráfico de esclavos; pasando por Elmina, en Ghana, donde los portugueses establecieron el primer fuerte subsahariano en 1482, que sería su cuartel general en África occidental hasta su captura por los holandeses en 1637 —en las costas de esta ciudad se ha documentado otro barco hundido, probablemente el Groeningen, de la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales, cargado con más de 600 manillas en el momento de irse a pique—.
Identificando las firmas de isótopos de plomo y los elementos traza de los anillos en forma de herradura, los investigadores han encontrado una gran similitud entre la composición metálica de los bronces de Benín y la de las manillas utilizadas en el comercio portugués antes del siglo XVIII, conocidas como "tacoais" —la otra categoría principal, las "Birmingham", más tardías, manufacturadas en Inglaterra y quizá en Escandinavia, fueron fabricadas con una aleación diferente de cobre y ya no encontraron su lugar en las forjas de los fundidores edo, que solo aceptaban materias primas de gran calidad—. También han desvelado que el origen de este metal se encuentra en la Renania alemana por la coincidencia en la composición con los minerales extraídos de esta zona.
"Los bronces de Benín son las obras de arte antiguo más famosas de todo África occidental. El origen de su latón ha sido durante mucho tiempo un misterio. Finalmente, podemos probar algo totalmente inesperado: el latón utilizado para las obras maestras de Benín, que durante mucho tiempo se pensó que provenía de Gran Bretaña o Flandes, se extraía en el oeste de Alemania. Las manillas de Renania se enviaron a más de 6.300 kilómetros. Esta es la primera vez que se establece un vínculo científico", resume el investigador alemán Tobias Skowronek, autor principal del estudio.
La mayoría de estas piezas —son miles, hechas también de marfil, cuero, coral y madera— que se exhiben en museos europeos y estadounidenses proceden de la infame expedición punitiva de 1897 del Ejército británico contra la capital del reino africano, que arrasó el palacio real, entre otros monumentos, y expolió sus tesoros. Algunas instituciones ya están devolviendo estas piezas a Nigeria, aunque la que más conserva, el Museo Británico, permanece inamovible en su política de no restitución.
"Este trabajo ofrece nuevos conocimientos sobre el comercio atlántico temprano, el consumo africano y la producción de objetos de metal europeos, así como sobre la cronología de la fundición europea y africana", apuntan los investigadores en el estudio. Sin embargo, también reconocen que las manillas portuguesas probablemente no fueron la única fuente de metal para los bronces de Benín, según se observa en las diferencias entre los patrones de elementos trazo. Restan todavía más interrogantes que resolver sobre la producción de las famosas esculturas.