Álvaro Tato: "El burro es el antihéroe a la intemperie"
Escribe en verso como el que respira, con naturalidad lopesca. Un vicio del que no hay quien lo quite. Alma literaria de Ron Lalá, ahora estrena en el Reina Victoria 'Burro', con Carlos Hipólito.
20 enero, 2024 02:00¿Qué libro tiene entre manos?
El teatro de Plauto, urbano y zumbón. La poesía de Safo, sensual y rota. Y un cómic reciente maravilloso: La bibliomula de Córdoba, de Lupano y Chemineau.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
Una mala traducción.
¿Con qué personaje cultural le gustaría tomar un café?
Con Lope, café y copa.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Aunque no fueron los primeros, me marcaron Salgari, Blyton y, quizá de forma premonitoria, los de Elige tu propia aventura.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Siempre que puedo y en cualquier lugar. Mi única costumbre fija: oler los libros.
¿Qué persona o acontecimiento cultural le hizo cambiar su manera de ver el mundo?
En mis lecturas, el humanismo; en mi adolescencia, el auge de los juegos de rol.
¿Cómo surge la idea para escribir Burro?
Surge del amor al asno como animal y como metáfora secreta del ser humano. Su linaje literario es nuestra intrahistoria: el trabajo, el sufrimiento, la carga, la soga, el palo... y, a veces, la posibilidad de la ternura. El burro es el antihéroe a la intemperie.
El burro tiene notable protagonismo en la historia de la literatura. ¿Qué clásicos comparecen en su texto?
En Burro viajamos desde los asnos anónimos de las fábulas de Esopo hasta Platero de Juan Ramón Jiménez, pasando por El asno de oro de Apuleyo, la Misa del Asno medieval, el rucio de Sancho Panza, los burros de Goya… y un hallazgo sorprendente: la Disputa del asno de Turmeda.
¿Qué le parece que se siga empleando la expresión "qué burro eres"?
Un piropo involuntario.
Carlos Hipólito, un lujo tenerlo en el reparto, ¿no?
Un regalo de la vida, un sueño cumplido. Es un maestro cordial y uno de los grandes actores de nuestro país. Y su interpretación del burro es conmovedora.
¿Cómo le ha sentado a Ron Lalá volver a sus orígenes con 4x4, que todavía puede verse en el Fernán Gómez?
Como un redescubrimiento de nuestra etapa más underground, festiva y cañera, que nos refresca y nos conecta a lo más básico de nuestra fórmula: humor libre con poesía y música en vivo.
¿Qué montaje teatral le ha impactado recientemente?
Forever de Kulunka, por su poesía sin palabras.
¿Qué tipo de música escucha habitualmente?
De todo. Últimamente, urbana. Y flamenco en vena.
¿Le importa la crítica, le sirve para algo?
Importa, si está escrita con inteligencia y sabiduría, para formar o guiar el criterio del público en estos tiempos a menudo desorientados. Me sirve como punto de vista diferente.
¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Para mí, toda creación actual es contemporánea y todo clásico se vuelve actual cada vez que revive ante los lectores o espectadores; no creo en distinciones. Dicho esto, me emocionan lenguajes diversos y procuro mantener viva la curiosidad y el asombro.
¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado?
La permanente del Museo del Prado. Volver es como releer un clásico: cada vez es distinto y nuevo. Inagotable.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
Me gustaría que se viera la Julia de Plensa desde mi ventana: serenidad y pureza.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me enamoran sus culturas, sus gentes, sus historias plurales y contradictorias. Sus formas de vivir. Y su belleza.
¿Qué medida urgente tomaría para mejorar la situación cultural del país?
Considerar la cultura y la enseñanza cuestión de Estado prioritaria, desde la atención política hasta la presencia en medios. Reivindicar la cultura de nuestro país como lo que debería ser: una de las principales del mundo.