Un “suspiro” teatral llamado ¡Ay, Carmela! vuelve a nuestros escenarios de la mano de José Carlos Plaza como director y con María Adánez y Pepón Nieto interpretando a los eternos Paulino y Carmela. Decenas de montajes en los últimos años (entre ellos el de la Berliner Ensemble de Jörg Mihan en 1991) han convertido la obra de José Sanchis Sinisterra en un clásico de nuestra dramaturgia. También del cine, con la versión del añorado Carlos Saura de 1990.
Este “suspiro”, como lo califica Plaza, que llegará al Teatro Bellas Artes de Madrid el próximo 5 de abril tras haber sido estrenado el pasado mes de noviembre en el Teatro Rojas de Toledo bajo la producción de Celestino Aranda (Faraute) y Jesús Cimarro (Pentación), “está adherido vitalmente al texto, intentando sacar de él todo su enorme contenido”. Para el director, Carmela es divertida, brillante y descarada: “Ahí está con su verdad, su vitalismo, su pasión y su valentía. Pura raíz, pura sangre. Carne viva, sensible al dolor de los demás”.
Sanchis Sinisterra considera ¡Ay, Carmela! –estrenada en 1987– una “humilde tragicomedia” cuyo tema no es tanto, o no solo, nuestra Guerra Civil: “Pretendía evocarla en su cincuenta aniversario, en medio de una vertiginosa Transición, quizá tentada en exceso por el deseo de olvidar. Más bien se fue descubriendo que la obra trataba del deber de los vivos para con los muertos que no quieren borrarse.
“La obra es el sueño de un mundo de tolerancia, de comprensión, de igualdad y de permisividad hacia lo diferente”. Jos Carlos Plaza
O, dicho de otro modo, que entre las risas y las lágrimas que la precaria compañía ambulante suscita se va imponiendo el recurso inexcusable a la memoria de los vencidos, quizá para evitar lo que podríamos llamar la segunda muerte de los muertos”. La peripecia de Carmela y Paulino (‘variedades a lo fino’) ha pasado ya, con distintas compañías y diferentes adaptaciones, por países como Alemania, Inglaterra, Francia, Turquía, Chile, Berlín, Rusia, Grecia, Cuba, Argentina, Suecia, México y Australia, entre otros muchos.
[¡Ay, Carmela! fantasmas de nuestro pasado]
“Los montajes han evolucionado en varias direcciones –señala a El Cultural Plaza, que estrenará próximamente en el Teatro Español El sueño de la razón, de Antonio Buero Vallejo, con Fernando Sansegundo interpretando a Goya–. La obra tiene humanidad, verdad, una extraordinaria dramaturgia y, por supuesto, humor. Nuestra literatura y nuestro arte se han basado en esa unidad formada por el humor y el drama. Valle-Inclán, Goya, Buñuel, Solana... La mirada humorística da una mayor eficacia social a las historias. Las descarna y les quita solemnidad”.
La cita con el “suspiro” de Plaza o con la “humilde tragicomedia” de Sanchis Sinisterra –con escenarios que podrían llamarse España, Aragón, Belchite– es un nuevo reflejo escénico de lo que fuimos y de lo que somos. Para Plaza, es “el sueño de un mundo de tolerancia, de comprensión, de permisividad hacia lo diferente, de igualdad, de solidaridad y de justicia social. Carmela es nuestra memoria y nuestra culpa”.