Anna Karasinska: "En Polonia algunas instituciones teatrales han sido destruidas"
El Teatre Lliure de Barcelona acoge el estreno de Internacional, firmada por la directora polaca, una de las figuras de mayor pujanza en las tablas europeas actuales
25 mayo, 2022 02:03Noticias relacionadas
Cuenta Anna Karasinska (Lodz, 1978) que tuvo un pequeño desencuentro con uno de los conserjes del Lliure debido a su original radicalidad. El empleado del teatro barcelonés se negaba a entregarle la llave de una sala de ensayo porque su montaje, todavía un poco verde, no tenía título. “Debe de haber algún error aquí”, decía el cuadriculado bedel. No deja de ser una anécdota intrascendente pero que revela que esta directora polaca, vinculada a Nowy Teatr de Varsovia y una figura emergente en la escena del viejo continente, rompe los moldes.
El proyecto que llevaba entre manos finalmente ha sido bautizado. Se llamará Internacional y, más que contar una historia, que es casi un anatema entre los creadores de vanguardia actuales, busca el impacto emocional. No hay tema ni relato. “Intento quebrar el esquema tradicional espectador-obra-actor para que pueda haber una verdadera interacción con el público”, explica a El Cultural. “En este trabajo he utilizado lo que he llamado la ‘edición poética’. No hay un marco lógico como en mis piezas anteriores sino más bien un flujo de situaciones que, quizá, acerque Internacional a lo que sería una dramaturgia”.
A sus órdenes está un joven elenco de performers (que no actores) seleccionados durante una audición abierta. Con ellos ha ido trabajando a fuego lento, buscando inspirarse en la realidad local, “de una manera más profunda que la que vemos en las noticias”. Karasinska, formada en filosofía en la Universidad de Lodz, ha recurrido a ella en toda su carrera dramática, desde que hace ocho años, con Ewelina’s Crying concitó el interés de la crítica y los programadores internacionales. “Mis estudios disciplinaron mi escritura. Mi gran pasión es la epistemología. De hecho, creo que mi teatro puede verse como una mezcla entre epistemología y ontología”.
Del museo a las tablas
Karasinska, que estrena Internacional el día 25, no llegó al mundo de la escena empujada por una vocación nítida en origen. Su hábitat, en realidad, eran las bellas artes, el cine y la mencionada filosofía. “El teatro no estaba entonces entre mis intereses. Me empezó a llamar la atención a través de las performances en museos”, recuerda. Por ese motivo, no se siente particularmente engranada en la gran tradición teatral de su país. Tótems como Krystian Lupa le dicen más bien poco. “Me parece patético, muy literal. De todas formas, lo respeto porque ha sido una fuente de iluminación teatral para mucha gente”.
A Jerzy Grotowski y a Tadeusz Kantor, dos creadores seminales en las tablas polacas, los ha frecuentado a través de vídeos. Antes incluso de dar ella el salto al teatro. “Son fascinantes pero, si soy una continuación de su legado, no es un mérito mío consciente”, apunta. Sobre la situación del teatro en su país, gobernado por un partido ultraconservador, está un poco harta de que le pregunten. “La tensión de la extrema derecha también existe en el occidente europeo. En Polonia algunas instituciones teatrales, ciertamente, han sido desacreditadas y destruidas. Las protestas son cada vez más débiles. En cualquier caso, hay creadores para los que esta situación está siendo muy fértil”.