2009. Junio. Cuatro jubilados alemanes, con edades comprendidas entre los 60 y 80 años, son condenados a penas entre de entre 18 meses y seis años de prisión por secuestrar a su asesor fiscal, a quien acusan de haberles defraudado casi tres millones de euros. La Banda de los Jubilados, como así se les conoce en el país teutón, lo redujeron, lo inmovilizaron con cinta adhesiva y lo trasladaron después al lago Chiemsee, a 500 kilómetros de Speyer, ciudad de residencia de la víctima, quien declararía después que todo pasó como “en una película mala”.
"La definiría como una comedia ácida y existencial que surge del paso del tiempo, de la peripecia de una clase burguesa que cree que todo el mundo les pertenece"
Mario Gas
El autor y actor Alberto Iglesias se inspiró en una noticia como esta para componer Los secuestradores del lago Chiemsee, un dispositivo escénico dirigido por Mario Gas y protagonizado por el propio Iglesias, Gloria Muñoz, Helio Pedregal, Juan Calot, Manuel Galiana y Vicky Peña que llegará al escenario de los Teatros del Canal el próximo 18 de febrero. “El elenco que ha armado Mario Gas y la productora Barco Pirata supera con creces cualquier expectativa que yo tuviera como dramaturgo”, señala a El Cultural Iglesias, que interpreta a James Amburn, el nombre verdadero del malogrado ingeniero de finanzas.
Reconoce el autor que se encontraba reflexionando sobre el teatro social y político cuando saltó la noticia en los periódicos: “Entonces guardé el recorte porque intuí que en esa historia podía estar la raíz de un texto teatral. El hecho de que ocurriera en otro país me dio la suficiente distancia como para escribirlo. Fue el anclaje y el punto de partida para desarrollar las ideas que rondaban ya por mi cabeza”.
Esta suerte de cuaderno de bitácora y sus meditaciones se enmarcan en la coyuntura que vivía la economía en 2010, una deriva que venía arrastrando nuestro país desde 2008 y que tuvo uno de sus momentos más álgidos en el estallido del fraude de las llamadas Preferentes. “Lo que pasó a orillas del lago Chiemsee podría haber sucedido en cualquier otro país. La obra va más allá de la denuncia. Aspira a ser una radiografía de lo que somos o de lo que, en determinadas circunstancias, podemos llegar a ser. Son conflictos y sentimientos de carácter universal”.
Además de los hechos salidos de los titulares de los periódicos, el montaje, que exhibe una puesta en escena sencilla y centrada en lo esencial, no oculta su vertiente esperpéntica, algo que se mueve, reconoce Mario Gas, entre Chéjov, la comedia inglesa y el género negro: “Tampoco se trata de una farsa. Lo definiría como una comedia ácida y existencial que surge del paso del tiempo, de la peripecia de una clase burguesa que cree que todo el mundo les pertenece. Es un retrato irónico, al fin, de la sociedad de consumo y neoliberal en la que vivimos”, sentencia el director, que no deja de encadenar proyectos escénicos. Tras el estreno en octubre de la zarzuela Los gavilanes y continuar con Los secuestradores del lago Chiemsee, volverá a las tablas con la Decadencia de Berkoff –adaptada por Benjamín Prado e interpretada por Maru Valdivieso y Pedro Casablanc– y con Amici miei, un montaje muy personal que estará en el Teatro Español en abril y en el que homenajeará a todos sus “amigos” de la creación a través de la música y la palabra. “En Los secuestradores... nos encontraremos una batería de actores, incluido al autor, que resultan perfectos para un proyecto que reflexiona sobre las derivas de la normalidad”.