Finalizada la legislatura de Antonio Latella al frente de la Bienal de Venecia de Teatro, la edición 2021 será la primera diseñada por el tándem Stefano Ricci/Gianni Forte. De su trayectoria hemos tenido noticia en algunas salas españolas. En el CDN, por ejemplo, estrenaron Darling, una denuncia de la degeneración de la democracia que tenía sus raíces en los años del bunga bunga berlusconiano. Ahora, para su etapa en la ciudad de los canales, han ‘utilizado’ a Balzac y su Comedia humana para trazar el plan.

La idea es, a partir de cuatro colores, ofrecer una radiografía de nuestra especie en el contexto planetario actual. Lo harán conectándola con las principales encrucijadas sociopolíticas del momento y asignando un color a cada edición. Este año toca afrontar el terremoto pandémico, al que se ha asignado el azul. ¿Por qué? “Pues porque la melancolía, el aislamiento y la muerte se han apoderado de nosotros: el silencio de los teatros vacíos podría haberse pintado con un azul frío”, explican al alimón ambos.



Hay que recordar que las restricciones para la actividad teatral han sido mucho más duras y prolongadas en Italia que en España. Así que esta bienal, la 49ª, aunque dedica una reflexión a la tragedia, no deja de tener el aire festivo del reencuentro. “Será un renacimiento cultural”, dicen Ricci y Forte. Las funciones arrancan este viernes con We are Leaving, lo último del regista polaco Krzysztof Warlikowski, que, además, recibirá el León de Oro. Se trata de una adaptación de Suitcase Packers, de Hanoch Levin, autor en el candelero de la escena israelí. En Le Monde se han manifestado en términos contundente respecto al montaje: “El mejor hasta la fecha de Warlikowski”.



La otra galardonada (León de Plata), la escritora y rapera Kae Tempest, presentará The Book of Traps & Lessons, en el que, de viva voz, retrata la vida de las clases humildes británicas mediante una salmodia que acaba elevándolas a una dimensión mitológica. La creación española estará representada por la Agrupación Señor Serrano, compañía muy valorada en Venecia, donde también se alzaron con el León de Plata. Estarán con The Mountain, pieza que esta temporada exhibieron en el Lliure, combinando a Putin y H. G. Wells para plasmar en las tablas un mundo intelectualmente contaminado por los bulos informativos. Otro habitual en la capital véneta, el alemán Thomas Ostermeier, exhibirá Qui a tue mon pére, adaptación de la novela autobiográfica de Edouard Louis, penúltimo fenómeno literario francés.



El teatro italiano, claro, tiene un peso particular. Destaca la inclusión de una figura apartada, en los márgenes, Danio Manfredini, que evoca el holocausto en Nel lago del cor, entrelazando testimonios de Primo Levi, Hannah Arendt y Zalmen Gradowski. Lo dedica, dice, “a todos los muertos que no dejaron huella”. Roberto Latini mostrará sus experimentaciones con la voz, el sonido y la palabra en In exitu (texto de Giovanni Testori). Más propuestas transalpinas: Altro Stato de Francesco Pititto y Maria Federica Maestri, Office for a Human Theatre, de Filippo Andreata, y Uno sguardo estraneo, de Paolo Costantini. Teatro pues para –aseguran Ricci y Forte– “combatir la banalización de la cultura, la intolerancia y la desertificación del espíritu”.

@alberojeda77