Después de Hostiando a M (2015), el tándem formado por Agnés Mateus (Barcelona, 1967) y Quim Tarrida (Barcelona, 1967) se planteó continuar hablando de la violencia y para ello crearon Rebota rebota y en tu cara explota, un montaje coproducido por el Festival TNT, Antic Teatre y Konvent que ahora llega (el 26 de diciembre) al Teatro Español de Madrid tras pasar por Temporada Alta y el Lliure. En concreto, el montaje denuncia la violencia perpetrada contra las mujeres. “Es un tema que nos apela directamente. Por eso decidimos hablar de los feminicidios en nuestro país, los oficiales y los no oficiales, porque las cifras son increíbles. Si hacemos una media, estamos ante dos asesinatos de mujeres por semana”, explican Mateus y Tarrida a El Cultural.
Rebota rebota... quiere enmarcarse en la estética del teatro contemporáneo. Su puesta en escena, acaparada íntegramente por la presencia de Mateus en su faceta de actriz, es muy simple y concreta. Sobre el escenario, lo estrictamente necesario: “Uno de los elementos más importantes con el que convivimos es el vídeo, la música y el ruido. Las imágenes nos transportan al mundo exterior. Son el complemento necesario a lo que sucede en escena”. Para el equipo creativo de Rebota rebota y en tu cara explota el teatro es un lugar donde poder plantear cosas que en los espacios cotidianos serían imposibles. No estarían permitidas. “El escenario –precisan– es un lugar de libertad que debemos usar como tal. De hecho, creemos que como algo público, sustentado con dinero público la mayoría de las veces, nos obliga a usar esa libertad y estrujarla al máximo. Tenemos ese deber y esa responsabilidad”.
En Rebota rebota... no nos encontraremos un argumento definido. Ni tampoco partes o escenas que la estructuren. Los mimbres que la componen son hechos y realidades que, en abstracto, terminan convirtiéndose en una montaña rusa llena de paradójicas sensaciones. Tampoco el de Mateus es un papel en sentido clásico. “Esto es un monólogo –matiza el artista Quim Tarrida–. No existe la ficción. Ella cuenta las cosas como las piensa. Juega a mezclar realidad y ficción. Es, algunas veces, una especie de one-woman show. Otras, una bailarina desquiciada o una cuentacuentos en versión original”.
“La violencia hacia la mujer es universal. No es algo específico de nuestro país. En Reims toda la platea se puso en pie”. A. Mateus
Para los creadores del espectáculo la reacción del público tiene una gran importancia, especialmente en un tema que castiga a la sociedad con tanta frecuencia. “En casi todos los lugares por los que hemos pasado la reacción ha sido parecida. En algunos más silencio, en otros más comunicación y feedback... Pero la reacción ante lo que estamos exponiendo es fuerte. El público se conmueve. Es, tristemente, un tema universal. No es algo específico de nuestro país. La primera vez que fuimos a Reims llegamos con la incertidumbre de saber si compartiríamos nuestra propuesta con el público francés. Durante los aplausos toda la platea se puso en pie. Al final, máxima emoción”.
Ideas para una trilogía
Para la actriz y directora, nunca se hablará lo suficiente de la situación que atraviesa la mujer en nuestras sociedades: “No es fácil exponer estos temas e implicarse en ellos escénicamente. La mayoría de los montajes continúan siendo teatro clásico. Están basados en estructuras clásicas, con historias ubicadas en sociedades normativas y con roles de género tradicionales, aunque el vestuario y la escenografía se hayan modernizado aparentemente. La violencia sobre la mujer está inmersa en nuestra vida cotidiana. Es el producto de nuestra cultura y educación. Nos equivocamos cuando pensamos que tenemos que tratar este tema de forma específica. Hay que ampliarlo y revisar el teatro que estamos haciendo”.
Tanto Mateus como Tarrida piensan seguir abordando el tema de la violencia. Aunque su máxima dedicación ahora es Rebota rebota... la idea es cerrar una trilogía en torno a esta problemática: “Nos encontramos en un momento en el que estamos almacenando ideas, guardando en un cajón lo que nos traspasa la cabeza. Queremos seguir hablando de nuestra pasividad, de la acción de las gentes pequeñas que están cambiando el mundo poco a poco, de nuestro abandono, de la esperanza que nos queda, del amor, del desamor y del despotismo que nadie conoce y que algunos sufren... Nos debería explotar la vida en la cara más a menudo”.