'Los hijos', la obra que recoge el guante de Greta Thunberg
Lucy Kirkwood se mete de lleno en 'Los hijos' para analizar el legado ecológico de las nuevas generaciones
24 octubre, 2019 02:14“Me habéis robado mis sueños y mi infancia con vuestras palabras vacías, y aun así soy una de las afortunadas. La gente sufre y muere. Ecosistemas enteros están colapsando. Estamos al principio de una extinción masiva y todo de lo que podéis hablar es de dinero y de cuentos de hadas en torno al crecimiento económico. ¿Cómo os atrevéis?”. Si la dramaturga Lucy Kirkwood (Londres, 1984) no pensó en la joven activista sueca Greta Thunberg cuando escribió The Children en 2016 al menos anticipó su salto a la actualidad internacional, refrendada recientemente con esta encendida intervención en las Naciones Unidas para señalar con el dedo directamente a los actuales gobernantes como culpables del cambio climático que deteriora, en muchos aspectos sin vuelta a atrás, nuestra biodiversidad. La herencia que dejaremos a las nuevas generaciones y el planeta en el que tendrán que respirar es la corriente que atraviesa Los hijos, traducción del título de Kirkwood que llega el próximo 24 de octubre al Teatro Valdés de Avilés y el 28 de noviembre al Pavón Kamikaze de Madrid con dirección de David Serrano y con un elenco formado por Adriana Ozores, Joaquín Climent y Susi Sánchez.
Una catástrofe nuclear como la de Fukushima, unos trabajadores que la sufren y un retiro forzado a una cabaña de la costa este de Inglaterra (con la vista siempre puesta en el contador Geiger para medir inoportunas radiaciones) es el contexto en el que se relacionan los científicos Robin, que se dedica a cultivar un huerto, Hazel, incansable practicante de yoga, y Rose, una colega física nuclear con la que se reencuentran después de 38 años. ¿Distopía, futuro incierto, un presente más que probable? Las conversaciones entre ellos mostrarán esas y otras preocupaciones pero se centrarán especialmente en una cuestión, la que pretendía zanjar Thunberg sobre el legado ecológico que dejaremos.
“Una de las reflexiones colaterales es la idea de dejar un mundo distinto –explica David Serrano (Madrid, 1975) a El Cultural–. También cómo les ha ido cambiando a ellos la vida y cómo los ideales que tenían con veinte años han desaparecido con los sesenta. No queda ya ni rastro de aquella forma de ver la vida. Todo ello centrará las discusiones de los protagonistas. Se reprochan el mundo que están dejando a los que vienen detrás. Rose, el personaje de Adriana Ozores, pese a todo, es optimista. Piensa que aún estamos a tiempo de cambiar las cosas o de arreglarlas de alguna forma”.
Nucleares y emociones
Serrano, que viene de estrenar Metamorfosis, de Mary Zimmerman, en el Festival de Mérida con Concha Velasco y Pepe Viyuela, cambia completamente de registro para adentrarse en un montaje más íntimo pero con una gran intensidad en su mensaje: “Es un texto muy rico, lleno de recovecos y cargado de matices. Siempre decido si dirijo una obra en la primera lectura. Cuando me la pasaron me produjo unas sensaciones muy especiales, me enganchó. Decidí llevarla al escenario antes de acabarla”.
“Resulta apabullante comprobar –añade el director– cómo Kirkwood ha sabido reflejar con tan solo 35 años los anhelos, miedos y decepciones de unos personajes que le doblan la edad. Pero más abrumador resulta que sepa tratar un tema tan controvertido en estos momentos para nuestro planeta como es el de la energía nuclear enfocado y canalizado hacia las más íntimas emociones humanas. El caso es que los hijos siempre nos interpelan sobre un futuro que llega a partir de un pasado que se acaba”.
"En 'Los hijos' se reflexiona sobre los ideales que se tenían a los 20 años y de cómo ya no queda ni rastro de ellos a los 60"
La escenografía de Mónica Boromello contribuye a esta intensa dialéctica a través de un espacio reducido, una cabaña, en la que los personajes recrean ciertos aspectos de la convivencia en la central nuclear en la que se conocieron y trabajaron: “Desde un principio quería un espacio que no fuera muy realista. Es algo opresivo donde todo se mezcla y desde donde se apuntan los pasos que darán en los próximos meses…” Sobre esos pasos se pronuncia David Serrano, director que ha intervenido en algunos de los montajes más importantes de nuestra cartelera, como el musical Billy Elliot: “No sé hacia dónde camina la humanidad pero, pese a todo, como Rose, soy optimista. No estoy entre los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor. Ni mucho menos. Pese a esta actitud, pienso que la cosa no pinta demasiado bien. La obra nos presenta un mundo concreto, real, incluso un país. Se habla de algo que puede ocurrir en cualquier momento”.
Dentro de ese optimismo contenido, Serrano incluye la situación actual que disfruta el teatro en España: “Está viviendo un gran momento. Hay muchísima gente buena que está escribiendo y dirigiendo proyectos interesantes. Es una coyuntura muy creativa. Hacia dónde se dirige y qué frutos dará, es algo que no sabría anticipar”. Lo que sí tiene claro el también director de la película Días de fútbol son sus preferencias laborales. Se siente muy a gusto enseñando a jóvenes actores, como los que integrarán el futuro musical Grease, que se estrenará en un año con intérpretres y productores de Billy Elliot. “Hemos creado una escuela de formación. Lo experimento como un chute de energía. Es muy divertido y emocionante verlos crecer y seguir su evolución”.
Con estos sentimientos de entrega Serrano cierra el círculo con la obra de Kirkwood, con la que, al menos, intenta hacer un llamamiento para pensar en las nuevas generaciones: “Además de reflexionar sobre el relevo, el texto plantea también la dificultad por asumir la madurez”. Los hijos anticipa así la “traición” que Thunberg denunciaba en septiembre en la ONU. También alguna de sus preguntas: “¿Cómo se atreven a fingir que esto se puede resolver actuando como de costumbre y con algunas soluciones técnicas? Justo aquí, ahora, es donde trazamos la línea. El mundo se está despertando. Les guste o no, llega el cambio”.