Dos partes, seis actos, más de 7.000 versos. Puede que las dimensiones de La hija del aire la hayan alejado de los escenarios pero ha llegado su momento. En el Festival de Almagro coinciden nada menos que tres versiones de la obra de Calderón: la de Mario Gas y Benjamín Prado (en el Teatro Adolfo Marsillach del 19 al 28 de julio), que ya pudo verse en el Teatro de la Comedia de la mano de la CNTC; la de José María Esbec (el 19 dentro de Almagro Off), de la compañía ThreeR Teatro; y la del director del certamen, Ignacio García, que este fin de semana lleva al Patio de Fúcares la adaptación que Marta Eloy-Cichocka, Anna Galas Kosil y José Gabriel López-Antuñano han realizado junto a la compañía polaca Jan Kochanowski.

"¿Cuánta gente llega hoy al poder haciéndose pasar por lo que no es? Calderón plantea temas modernísimos". I. García

García ha redoblado la dificultad de este texto haciendo que dialogue con Balladyna, una de las cumbres del teatro polaco del siglo XIX escrita por Juliusz Slowacki (1809-1849). El autor, uno de los primeros traductores de Calderón al polaco, la escribió en 1834 bajo la clara influencia de nuestro escritor del Siglo de Oro. La protagonista es una mujer ambiciosa que pelea con su hermana y la mata para conseguir el trono. "Esa fue la idea que nos hizo sumar dramatúrgicamente a Calderón y a Slowacki . Estamos ante una reflexión sobre la gestión femenina del poder y sobre las relaciones humanas entre estas dos hermanas", explica el director a El Cultural. "La hija del aire es uno de los mejores textos calderonianos –afirma García–. Semíramis se parece mucho a Segismundo en ese salvajismo en el que ha sido criada. Plantea temas que me parecen modernísimos. La protagonista finge ser su hijo por su parecido físico y engaña a su pueblo para mantenerse en el trono. ¿Cuánta gente llega hoy al poder haciéndose pasar por algo que no es? Incluso en la sociedad democrática votamos algo que luego, al llegar al poder, se convierte en otra cosa. Estamos pasando unos días de mucha turbulencia política. En parte, lo que está ocurriendo tiene que ver con la idea de enmascaramiento".

Hijas del aire. Sueño de Balladyna muestra a dos personajes que son una misma cosa. A juicio de García, vemos dos caras de una misma moneda: "Asistimos a la visión metafísica de Semíramis y al aspecto mágico de Balladyna. Son dos realidades que han añadido dificultad y fascinación a la hora de trabajar con el texto. Los actores polacos están más familiarizados con Slowacki que con Calderón. Era el camino para reflexionar sobre el sentido de la vida, sobre el poder y sobre las renuncias que se exponen en los últimos versos".

Tanto la mítica Semíramis como Balladyna reconocen en un momento de la obra que su ambición les ha hecho peores seres humanos y que se han dejado muchas cosas por el camino. "Son dos lados de un espejo en el que todo el tiempo están mirándose", explica García, que encuentra en la desmesura el punto de unión entre ambos personajes: "Las dos han tenido una infancia tormentosa y una juventud difícil. Una, castigada en la cárcel y la otra en un contexto de enorme pobreza. Las dos quieren salir de la miseria para demostrarle al mundo que son fuertes y poderosas". Hidrópicas de victorias, aludiendo a la terminología de Calderón.

Grotowski en el recuerdo

Desde La vida es sueño (ambientada en Polonia) a la mítica versión del Príncipe constante montada por Jerzy Grotowski (traducida también por Slowacki) todo es, a jucio de García, un punto de encuentro entre ambas culturas: "Grotowski hablaba de la verticalidad, de la conexión con lo más alto sin necesidad de intercesión divina. Creo que españoles y polacos compartimos pasiones y una sentimentalidad parecida pero al mismo tiempo una profunda visión espiritual y mística de la vida".

García, que sigue promocionando el Siglo de Oro alrededor del mundo (prepara una versión de La vida es sueño en Estonia), considera que el teatro en cualquier lugar se basa en la capacidad de contarnos quiénes somos tanto en lo individual como en lo colectivo, de plantear una reflexión sobre qué somos y proponer un modelo de convivencia: "La ambición de poder es algo universal, por eso nos emociona siempre y nos asusta ver que, en cuanto ponemos a dos personas a convivir, inmediatamente uno quiere dominar al otro. Calderón y Slowacki conocían muy bien estos resortes del ser humano".

@ecolote