Un momento de Ahora todo es noche

Paco de la Zaranda huye del término "montar". Define las creaciones de la compañía andaluza como una "autopsia del vacío" que sobreviene a sus integrantes de forma progresiva hasta "germinar" sobre el escenario. Esta vez, la disección se ha realizado sobre Ahora todo es noche, obra que ya presentaron en el Central de Sevilla y que el próximo 19 llega al Teatro Español para mostrar sus inquietudes creativas: la devastación del tiempo, la crítica a la desertización espiritual y el teatro como acto poético y vivencial.



La Zaranda, cuyo montaje anterior, El grito en el cielo, también pasó por el escenario madrileño, vuelve a demostrar, cuando celebra sus 40 años de existencia, que con apenas unos cartones y unos cubos de basura se puede realizar un viaje a la esencia del ser humano. "Seguimos reflexionando sobre nuestras constantes estéticas -señala el director a El Cultural-. Son ya cuarenta años de búsqueda, de existencias consagradas a dejar semilla en el espectador. Uno hace teatro para el Otro. Lo que se lleva el público es lo que realmente importa. Con nuestros trabajos debe saber que va a mirarse a sí mismo, que se convertirá en su propio espejo. El teatro se convierte de esta manera en una ventana con vistas al interior".



El texto de Ahora todo es noche lo firma Eusebio Calonge, otra de las patas de La Zaranda, que ha definido el escenario como un lugar "tan profundo como un abismo del que extraer todo lo que se ignora y tan alto como alcance nuestro espíritu". Gaspar Campuzano, Enrique Bustos y Francisco Sánchez completan el equipo de esta nueva entrega, capaz de reunir el universo, las heridas, las cicatrices y, según el director, su "desarbolada imaginería". También, y siempre con los pies en los clásicos, se hallarán "ecos de liturgia, tintes esperpénticos, regusto de tragedia, un humor perturbador y un compromiso insobornable". Cuatro décadas, en fin, destinadas a hurgar en "lo hondo del tiempo".



@ecolote