Escena del musical Gomina, finalista en la categoría escolar
A partir de este martes (28) el María Guerrero acogerá las obras finalistas de los Premios Buero de la Fundación Coca-Cola. Desde su nacimiento en 2003, ya han participado 55.000 jóvenes, una cifra que los convierte en un semillero de talento para nuestros escenarios. Recorremos su historia y hablamos con sus protagonistas.
"Es sorprendente e ilusionante que en una situación económica en la que muchos centros o familias no pueden asumir el coste de un taller teatral, la participación haya crecido tanto. Muestra una salud y una energía desbordante", apunta Robert Muro, director de la oficina técnica de estos galardones en los que también colabora el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. De esos miles de candidatos sólo poco más de 120 se subirán, entre los próximos días 28 de junio y 4 de julio, al escenario del María Guerrero para defender las cuatro producciones finalistas, las que han superado los filtros autonómicos previos. Durante esa semana disfrutarán de la convivencia en un campus plagado de actividades formativas: tienen talleres de maquillaje, de escritura dramática, de esgrima, de modulación vocal… Y también reciben la visita y el consejo profesional de figurones del gremio: Verónica Forqué, Emilio Gutiérrez Caba, Inma Cuevas, Sergio Peris Mencheta...
Pero estos números tienen nombres y apellidos detrás, casos concretos en los que los Buero han consolidado vocaciones y catapultado carreras del circuito amateur al profesional. Buen ejemplo de ese tránsito es Nacho Fernández, que nos conmovió con su visceral trabajo en La piedra oscura, de Alberto Conejero, donde encarnaba al vigilante que custodia a Rafael Rodríguez Rapún, el amante lorquiano. Él ganó en la categoría de mejor actor en 2011, año en el que se presentó con una versión de Misterioso asesinato en Manhattan de Woody Allen. "En ese momento comenzaba a estudiar arte dramático y fue un broche para cerrar un ciclo que había empezado con mi grupo de toda la vida [Criaturas]. Fue un empujón muy grato", recuerda."Cada vez el nivel es más alto. A veces, cuando estoy viendo las obras, no doy crédito". Paloma Pedrero
Convergencia de empeños
Más determinante incluso fue el espaldarazo a Natalia Huarte, a la que vimos protagonizando Enrique VIII y la cisma de Inglaterra de Calderón junto a Peris Mencheta, una obra alumbrada por la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, conjunto en el que se integró en 2012. Y más recientemente en la zarzuela ideada por Miguel del Arco ¡Cómo está Madriz! Huarte participó en la edición de 2007 encarnando a Mirandolina en La posadera de Carlo Goldoni, trabajo que le valió una mención autonómica y una beca providencial. "Gracias a ese apoyo pude venir a Madrid desde Pamplona para comenzar mis estudios superiores en la Resad. Y eso ha permitido que ahora esté dedicándome profesionalmente a la interpretación".Este empujón a cientos de adolescentes no hubiera sido posible sin la convergencia de tres amantes irredentos de la escena. El periodista y académico Luis María Anson y la directora y dramaturga Paloma Pedrero fueron los precursores de la idea. Junto a ellos, entró en juego una tercera figura clave, Marcos de Quinto, que ha ostentado la presidencia de Coca-Cola Iberia durante 14 años antes de ser ascendido a la vicepresidencia mundial de la empresa. "No fue difícil convencerle de lo necesario y bonito que sería organizar este premio", recuerda Pedrero. "Los teatreros hemos tenido la inmensa suerte de que Marcos fuese hijo de quien es, un empresario que escribía y dirigía teatro y una actriz. Y por lo mismo, gran amante y conocedor de este arte".
"Estos premios son una apuesta arriesgada pero vital para un país donde hay más talento del que creemos". Juan José Litrán
No es el único directivo en la compañía con una marcada querencia por las tablas. En la actualidad Juan José Litrán sostiene e impulsa la iniciativa de De Quinto. A través de la Fundación Coca-Cola, que dirige desde 2005, sigue ampliando la onda expansiva de los Premios Buero, que en esta edición recuperan de nuevo el reparto de becas. "En su día sabíamos que era una apuesta valiente y arriesgada pero de vital importancia para un país donde existe mucho más talento del que creemos. Estamos convencidos de que estos premios son vehículos fantásticos de desarrollo y formación para los jóvenes", apunta Litrán. Esa generosa contribución abarca también el patrocinio de los Premios Valle-Inclán de El Cultural, los mejor dotados económicamente del sector y dueños ya de un palmarés estelar: Mayorga, Nieva, Espert, Concha Velasco, Aitana Sánchez-Gijón… Quizá dentro de unos años veamos a alguno de los miembros de la ‘Generación Buero' inscribir su nombre en esa nómina. No es una hipótesis descabellada a tenor de la calidad de los proyectos presentados en 2016. "Ha sido un año espectacular, con grandes obras, incluso grandes musicales, que por su complicación técnica y exigencia reclaman un esfuerzo añadido", señala Muro. Pedrero lo suscribe. Ella forma parte del jurado desde la primera edición y tiene una perspectiva fundamentada de la evolución: "Cada vez el nivel es más alto, lo que significa un mayor grado de implicación por parte de profesores y padres, cuyo mérito es inmenso. A veces, cuando estoy viendo los espectáculos escolares, no doy crédito. Me pregunto: pero ¿cómo es posible que hagan estas maravillas? Me cuesta creer que son críos. En algunos grupos los chavales además de actuar magníficamente, cantan y bailan bien. Vienen muy fuertes estos chicos. Ahora podremos verlos en el María Guerrero. Yo no me los perdería".
@albertoojeda77