Ana Belén y Julieta Serrano encabezan el reparto de Electra.
El clásico de Eurípides con un equipo clásico, liderado por José Carlos Plaza e integrado por Ana Belén, Julieta Serrano, Carlos Álvarez-Novoa y Vicente Molina Foix, entre otros. Hasta el 29 de julio, el Teatro Romano de Mérida acoge este montaje, que refleja "la situación dramática en la que nos encontramos".
De las tres Electras griegas, las de Esquilo, Sófocles y la del autor de Medea, Plaza ha escogido la última. "Porque no tiene ni coro ni dioses", responde rápido y contundente el director cuando se le pregunta por el motivo de la elección . "Además, es el título que más se asemeja a la situación dramática en la que nos encontramos, queríamos a una Electra lo más humana posible, sin ningún tipo de referencias divinas ni ataduras más allá de las suyas propias como ciudadana".
La principal es la que se debe a sí misma por la opresión en la que vive después de que su madre matara a su padre para usurpar el trono. "Ante esa injusticia hiriente en la que se encuentra, se rebela. Lleva 20 años esperando a que se haga justicia y, como no ve forma de conseguirla, lo hace con una violencia terrible". Así pasa con los seres humanos, "unos leones dormidos a los que la cultura, la educación y el desarrollo han conseguido anestesiar el odio, el rencor y el deseo de violencia que llevamos dentro. Aún son leones, por eso cuando despiertan hay que tener cuidado con lo que pueden hacer porque rompen todas las ataduras de la civilización", advierte.
Para Electra, Plaza recurre a gran parte de los actores y técnicos con los que trabaja habitualmente. "Es que teatro significa equipo. No se puede hacer nada individualmente, a no ser que seas uno de esos escasos genios. Yo, como no lo soy, necesito trabajar con un grupo de personas con las que comparto un lenguaje y un concepto escénicos que luego ofrezco al espectador".
De ese equipo forman parte actores como Fran Perea, Julieta Serrano y Ana Belén, a quienes ya dirigió en Fedra. Se ha sumado otro viejo conocido, Molina Foix, al que Plaza piropea diciendo que es "uno de los más grandes escritores hispanos", y con el que, junto a Ana Belén, ya trabajó en otros montajes como Hamlet, El mercader de Venecia o La bella Helena. A esos actores se les une otra decena, entre los que se encuentran Carlos Álvarez-Novoa y un pequeño grupo de mujeres que en un momento dado abandonan sus personajes particulares para convertirse en "un reflejo de coro, pero sin llegar a serlo porque cada una mantiene su personalidad", puntualiza.
Los tres actores comparten un escenario creado por el propio Plaza, en el que apenas unos montículos de arena roja y unos herrumbrosos y roñosos aperos de labranza lo convierten en "un mundo sucio, de sangre y de violencia". El vestuario acentúa esa idea con unos figurines de Pedro Moreno que ha elaborado "una línea épica, suma de grandeza y barroquismo, que remite, en cierto modo, a la corrupción de la pintura de Bacon".
Todos esos elementos convierten a Electra en un montaje "de gran limpieza y delicadeza, pero con una fuerza extraordinaria para que su clamor contra la injusticia llegue hasta el último asiento del Teatro Romano", dice con tono más grave Plaza. "Porque eso es lo único que puede hacer el teatro, alzar la voz contra la corrupción y podredumbre en la que vivimos", concluye el director.