Teatro

Valle-Inclán inédito

23 marzo, 2006 01:00

Dibujo de Grau Santos

El día 27 se celebra el Día Mundial del Teatro y El Cultural lo celebra publicando varias cartas inéditas del gran renovador del teatro español. Las cartas se incluyen en Valle Inclán: Biografía cronológica y epistolario, que Juan Antonio Hormigón saca a la luz el próximo mes en la colección "Teaoría y práctica del teatro" de la Asociación de Directores de Escena. La obra ofrece su más completa correspondencia: 300 cartas de Valle y un centenar que le fueron remitidas, entre las que figuran estas dos inéditas y una tercera apenas conocida.

"La Señorita Blanco se ha echado un jayán que la acompañe"
Carta a Antonio Guzmán y acta de resolución del duelo
(Archivo de Carmen Sanguinetti)
Madrid - 18-Enero-1906

Muy Señor mío:
Parece ser que en cierta ocasión usted me interrogó acerca de algún concepto mío que yo no recordaba, cosa bien natural porque apenas había sido un inciso entre otras mil cosas habladas y glosadas por mí.
La señorita Blanco hoy me ha hecho el favor de recordarme mis palabras: Señor mío fueron éstas: "La Señorita Blanco se ha echado un jayán que la acompañe". Queda usted enterado y yo esperando la representación de usted.

Ramón del Valle Inclán
Paseo de Santa Engracia, 7

Acta:
Reunidos los Sres. Don Tomás Martín y Don Ernesto Sáiz en representación de Don Antonio Guzmán, y Don Manuel Machado y Don Manuel Ciges Aparicio en la de Don Ramón del Valle-Inclán para dirimir la cuestión personal suscitada con motivo de cartas dirigidas por el Sr. Valle-Inclán al Sr. Guzmán; Los representantes de Don Antonio Guzmán hacen constar que su representado no ha proferido las frases que han motivado las cartas-réplica del Sr. Valle-Inclán, origen de esta cuestión, y entienden además que las palabras de éste último no tienen tampoco alcance ofensivo para motivar una cuestión personal.
Los representantes del Sr. Valle-Inclán dan por bueno el criterio de dichos señores, y ambas representaciones acuerdan comunicarlo así a sus respectivos representados, entregándoles la presente acta para que hagan de ella el uso que tengan por conveniente.
Madrid, a los siete días del mes de febrero de mil nuevecientos seis.
Por el Sr. Guzmán (Firman): Tomás Martín y E. Saiz Abascal
Por el Sr. Valle-Inclan: Manuel Machado y Manuel Ciges Aparicio

NOTA: Antonio Guzmán Pérez fue el propietario de la casa de la calle Calvo Asensio, 4, de Madrid, en uno de cuyos cuartos vivió Valle los primeros años de su estancia en Madrid, a partir de 1895. No hay más detalles de la relación entre ambos hasta esta carta. La señorita "Blanco" es Josefina, que luego sería su mujer.

"España es un pozo negro lleno de ratas fétidas"
Carta a Eduardo Gómez de Baquero, "Andrenio"
(Fuente: Archivo Gómez de Baquero. Transcrita por José Manuel Pérez Carrera en su artículo Una carta inédita de Valle-Inclán, Madrid, Asociación de Profesores de Español, 1992.)
Sanatorio Villar Iglesias, Carrera del Conde, 17. Santiago de Galicia
18 -Marzo - 1924
Teléfono 206


Sr. Dn. Eduardo Gómez de Baquero:
Mi querido amigo: Le pongo estas líneas desde la clínica en donde he venido para una dolorosa operación de la vejiga.
Gracias por su artículo, que acabo de leer en "El Sol"(1). Aparte los elogios que a mí me tocan, es una visión muy justa de esta Galicia medrosa y atontada. Desaparecido el mundo de los hidalgos, su única representación es el cortejo hampón que va por las carreteras. Tiene, como usted ha visto, una típica picaresca. Acaso restos de una remota invasión de gitanos, en algún oscuro siglo de la Edad Media. Hay una casta perfectamente definida, con su caló, y un régimen de viejos soberanos, o monarcas familiares. Estos hampones reciben aquí el nombre de móinantes y su casta, la Móina.
Ha desaparecido el individualismo feudal, y ha quedado la colectividad moinante. Quizá habían nacido en la misma hora. Y no fue el que parecía lleno Fuerza, con el fuero de la ley y la espada, el que más logró perdurarse. Este hecho, tan colmado de sugestiones, basta para dar a "Divinas Palabras" -por sutiles analogías estéticas-, un valor que no tienen las otras "Comedias". Este acuerdo con su juicio, verdaderamente me complace. -Supervive la Móina, y lo vivo es siempre lo más moderno y lo más antiguo. La cantera cristalina del arte.
Despachado este ciclo de Montenegro, he vuelto a la "Guerra Civil" con un plan muy vasto que acaso no podré realizar. -Desde la caída de Isabel II a Mateo Morral. Estos días terminé "La Corte Isabelina" como un antecedente de la Guerra. Seguirá La Setembrina y entraré de lleno en la Guerra.
Ahora, viejo y enfermo, entreveo lo que puede ser la novela española. He perdido dolorosamente mi tiempo, en llenar vacíos. Las Memorias del Marqués de Bradomín llenan un vacío de nuestra literatura en el albor romántico. Son "Memorias" que en Francia las pudo escribir cualquiera, después de Juan Jacobo (2). Ni en el estilo, ni en el morbo sentimental, tienen cosa que no pueda hallarse en las Memorias de Ultra-Tumba (3). Como no existía este tránsito en la literatura española, tuve que construirlo. Las Comedias, son novelas escotianas (4). En España había existido el intento, ciertamente, pero sin estilo, y por bajo de los libros de Caballerías. Realizados -como me era preciso- estos dos modos, -hace cien años logrados en las grandes literaturas europeas-, creo que podré -si la vida me deja- realizar mi obra, y dejar asomar mi alma, tan atribulada ante el espectáculo de España.
Esto es horrible, mi querido amigo. España es un pozo negro lleno de ratas fétidas. ¿Qué hacer? ¿Hemos perdido los españoles toda virtud para el sacrificio? Para mí es indudable, y así me explico cuanto hoy ocurre. No se hacen revoluciones sin sacrificarse. La actitud de las Universidades ante el caso de nuestro Don Miguel (5), hace bueno a Narizotas (6) cuando mandaba cerrarlas. Cerrarlas y quemarlas mandaría yo, con profesores y estudiantes. Estos últimos son los más degradados. ¡Qué dolor del alma al compararlos con los estudiantes rusos!
Adiós mi querido amigo. Perdóneme lo largo de esta carta, y reciba el testimonio de mi admiración, mi gratitud y mis afectos.

Valle-Inclán

(1) Se refiere a "Cara de Plata. Las Comedias bárbaras de Valle-Inclán", publicado en El Sol el 15 de marzo de 1924. (2 )Rousseau. (3)Aparece escrito así en el manuscrito. Se refiere como es lógico a la obra de Chateaubriand. (4 )A la manera de Walter Scott. (5)Hace referencia a la Real orden que decretaba la destitución y destierro de Unamuno a Fuerteventura. (6)Apelativo vejatorio con que los liberales y todas las personas con sentido del buen gusto y sensatez denominaban a Fernando VII.
NOTA: Eduardo Gómez de Baquero (1866-1929), que utilizó el seudónimo de "Andrenio", fue un crítico literario que se ocupó con particular atención de las obras de Valle. La carta agradece un artículo publicado por Andrenio en El Sol sobre "Cara de Plata", el 15 de marzo de 1924.

Corruptelas de la Academia en Roma
Carta al Subsecretario de Estado sobre los asuntos de la Academia Española de Bellas Artes en Roma (Fuente: Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores)
Academia Española de Bellas Artes en Roma
15-VII-1933
Exm. Sr: Dn: Justo Gomez Ocerín
Mi querido amigo: Los asuntos de esta casa no marchan. Llevo aquí tres meses sin poder resolver el más pequeño conflicto. Las cosas se complican y yo pierdo autoridad. Ya suponen que las corruptelas -tan inveteradas- van a seguir. Del saludable respeto y el ánimo atemorizado de los "primeros días", cuando esperaban que yo pondría coto a tanto desmán, han pasado a una cínica y desvergonzada confianza de que todo seguirá como hasta ahora.
Es depresivo que los criados se relajen de toda obligación, advertidos de que no hay dinero para pagarles si se les despide. Un caso: El cocinero guisa unas míseras bazofias. Los pensionados se quejan. Yo llamo al Administrador: Le entero: El Administrador me explica que el cocinero no puede mejorar los guisos. No son aquí en la hora presente más que dos pensionados: Prieto y Chicharro. A dos pensionados no se les puede dar de comer por doce liras que cada uno paga al día, no es el mismo caso que cuando se hallan todos en la Academia: Algunos con sus mujeres. Por el precio de 12 liras se puede dar de comer a 15 personas, porque hacen 180 L. Pero no a dos que hacen 24 L. Parece que el cocinero tiene razón; A su vez los dos pensionados insisten en su queja. Yo, buscando remedio, indico el cambio de cocinero: Entonces el Administrador, con una sonrisa sesga, me recuerda que caso de despedirle habría que darle un mes de sueldo en concepto de indegnizaciones [sic] y que no tenemos dinero: En todo caso, si se le despedía, tendríamos que pasarnos un mes sin cuoco. ¡Y así estamos! Por cierto que a estas disputas por la comida convendría buscarles remedio. Cuando, como ahora, solamente quedan aquí dos pensionados el darles una mala pitanza es ya un mal negocio.
Nos cuesta el cuoco 600 liras, un pinche 400, una fregatriz y recadera 500 - Gas, carbón, y otros gastos otro pico. Total que se nos pone cerca de las 2000 liras, para que los dos pensionados paguen al mes 360 liras cada uno. Algunas Academias como la Norte-Americana, la Inglesa, la Rumana, sólo les dan el desayuno a sus pensionados. Yo creo que aquí en nuestra Academia, una parecida resolución resolvería muchos enojos.
Y ahora hablemos del Administrador o Mayordomo. Es un sujeto de cuidado. Se ha hecho el hombre indispensable y ha organizado aquí el más hábil desorden. Todos los pensionados le deben dinero: Los actuales y otros que ya llevan en España mucho tiempo. Lo mejor sería ponerle en la calle, pero de momento no puede ser. Sin embargo no es posible dejarle maniobrar en la sombra creando capciosas dificultades y fomentando el desorden, por aquello de que a río revuelto... Ya es muy larga esta carta, pero no quiero terminarla, sin encarecerle de nuevo las dificultades con que tropiezo para resolver las cosas más ínfimas. En una anterior le indicaba la necesidad de enviarme un secretario de mi confianza. Con un buen auxiliar, y un poco de dinero, creo que lograré devolverle el prestigio a esta Academia.
Le estrecha la mano
VALLE-INCLáN

NOTA: Justo Gómez Ocerín fue Subsecretario del Ministerio de Estado con Luis de Zulueta y, a fines de febrero de 1934, embajador de España ante el Quirinal.