Image: Juan Carlos Pérez de la Fuente: “He despojado la obra de realismo”

Image: Juan Carlos Pérez de la Fuente: “He despojado la obra de realismo”

Teatro

Juan Carlos Pérez de la Fuente: “He despojado la obra de realismo”

Lo mejor del año: Historia de una escalera

27 diciembre, 2003 01:00

Pérez de la Fuente

Especial: Lo mejor del año

Historia de una escalera es la segunda obra de Buero Vallejo que Pérez de la Fuente lleva a escena. En esta ocasión era una deuda contraída con el autor, a quién le prometió que con ella inauguraría el restaurado teatro María Guerrero, sede del Centro Dramático Nacional. El trabajo del director, asistido por Oscar Tusquets como escenógrafo y 18 actores, ha demostrado que la obra resiste el paso del tiempo.

-De su puesta en escena se valora que la haya interpretado en clave simbolista.
-Creo que haberla intepretado en clave costumbrista, como muchos la han clasificado, hubiera sido arriesgado. Otros estudiosos veían que es una tragedia y como tal una obra simbolista que va mucho más allá de lo que tiene de cotidianidad pues se puede establecer un paralelismo entre la vida de esos pobres seres con la vida de cualquiera de nosotros, más allá de las circunstancias sociales o políticas que estén viviendo. Busqué un equilibrio entre simbolismo y costumbrismo para darle un vuelo poético y existencial.

-Hace poco hizo unas declaraciones rechazando el teatro realista que no gustaron a los autores.
-No se puede descontextualizar esas declaraciones. Yo vine a decir que a algunos autores se les ha clasificado de realistas, y yo no los veo así, como a Buero. Añadí que el teatro costumbrista no me interesa. Lejos de entrar más en polémica, si Buero no me interesara no le habría montado. Si yo hubiera visto que Historia de una escalera era una obra meramente costumbrista, no la habría hecho, porque para hablar de la situación que se vivía en aquella época es mejor informarse de otro modo.

-De haber hecho esta obra antes de La Fundación, mucho más simbolista, ¿hubiera seguido este camino?
-Para mí La Fundación es el mejor texto de Buero y el hecho de haberla dirigido antes para luego irme a su primera obra me ha ayudado a alejarme del Buero realista. Sin embargo, también veo en Buero a un heredero de la mejor tradición española del sainete trágico-grotesco de Arniches.

-Mientras la montaba trascendió que tuvo problemas con la familia del autor por los cambios que introdujo en la obra.
-Hubo momentos difíciles con Victoria Rodríguez, que está en el reparto, y con su hijo Carlos. Estábamos trabajando con uno de los textos fundamentales del teatro español y ellos, en especial Victoria, que había vivido las dos puestas en escena anteriores, eran muy conscientes de ello. Pero eso fue bueno porque hizo que tuviera que argumentar muy bien mi trabajo.

Tres épocas, tres tonos
-Hay una premeditada manipulación de los colores, de la luz, para diferenciar las tres épocas en que se sucede la obra.
-No olvidemos que Buero era también pintor y al comienzo de la obra, en una acotación, dice que el público asiste en los dos primeros actos "a la galvanización momentánea de tiempos que han pasado". Lo que yo hice fue galvanizar también el tercer acto, que él decía que era el presente y que, lógicamente, sucedía en el año 49, cuando fue escrita. Así, el público asiste a tres instántaneas del pasado. Luego ambienté el primer acto, que va en tonos sepia y que se desarrolla a principios de siglo, en la primavera, una estación de juventud, mientras el segundo es en tonos verdes y pasa en el mortecino otoño. El tercero es en blanco y negro, en invierno.

-¿Reunir un elenco equilibrado es lo más difícil de una obra coral?
-Para mí, lo mejor de la dirección es dirigir a los actores. En este caso la labor pendiente era unificar estilos y eso es lo más difícil porque los actores son de varias generaciones, proceden de escuelas distintas. Y sí, se trataba de conseguir un estilo en el que todos estén contaminados para ser creíbles.

-¿Qué vida tiene ahora la obra?
-Hasta mayo estará de gira por España y hay peticiones para la siguiente temporada, pero no sé.

-¿Prolongar la vida de un espectáculo a otra temporada en la que fue producido va a ser una práctica habitual en el CDN?
-En principio creo que una producción debe nacer y morir en la misma temporada para dar paso a otras nuevas. No creo que la política de un teatro público sea el agotar las obras.

-Usted ha hecho a los autores españoles más conocidos. ¿Qué le va a dejar al director que le releve?
-Cuando yo llegué el CDN llevaba funcionando 18 años y mis antecesores no montaron ni a Buero ni a Arrabal ni a Nieva. Pero creo que hay una gran nómina de autores.

-Sin embargo, usted sólo ha tocado a las vacas sagradas.
-Sí, pero había riesgo, están vivos. Me ha salido bien, pero ¿y si cualquiera de ellos no hubiera estado de acuerdo en que yo levantara el telón? Con un autor más jóven es difícil que te pase. Además, he defendido que esas direcciones las debía asumir yo y no escudarme en Shakespeare o Chejov .

-Y su futuro, ¿se ve dirigiendo la próxima temporada?
-Pues sí, me veo. Me gustaría salir de aquí con los dos teatros del CDN, la Olimpia y el María Guerrrero, renovados y abiertos.