Image: Clásicos redivivos

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Teatro

Clásicos redivivos

Aluvión de títulos de Shakespeare y del Siglo de Oro en la cartelera

13 febrero, 2002 01:00

Escenas de La dama boba (izqda.) y La lozana andaluza (dcha.)

Shakespeare y Lope de Vega, pero también Tirso, Calderón, Delicado, el teatro vive un renacimiento de los autores clásicos, a tenor de las numerosas producciones que en estos momentos se pueden ver. Y los hacen compañías públicas y privadas, creadores jóvenes y mayores.

No puede decirse que los clásicos sean una plaga como la plaga, implacable, de los musicales. Pero ahí están, numerosos y lozanos, enseñoreándose de la cartelera. Y no sin razones: los clásicos fascinando a jóvenes creadores que van a saciar su sed en las fuentes de la antigöedad áurea. Y no sólo en el epicentro del teatro clásicos. La Compañía Nacional del mismo nombre, que se creó para eso: un centro del saber con misión patriótica, divulgadora y didáctica; salvaguardar la dramaturgia hispana de pasados siglos. Luego está en Madrid, el teatro Pavón, aventura casi recién empezada aunque Zampanó venga defendiendo a los clásicos y su formidable estructura teatral desde hace años.

Noble disposición
Los padres procesales del clasicismo tienen aquí sus santuarios. Y lo único que piden es que arqueólogos y restauradores los pongan al día. No sé si este aggionarmiento es necesario y hasta qué niveles. O si con él, los clásicos dejan de serlo y se convierten en mero pretexto de otras cosas. O si la intención de hacer de ellos una lectura modernizante, al quitarles vetustez les da artificiosa juventud. En cualquier caso, es una noble disposición. Sobre la filosofía de estos dos centros, uno oficial y el otro privado, gravita el entendimiento del teatro clásico español.

Pero sus criterios irradian sin ánimo evangelizador a otras compañías, en ocasiones de forma centrípeta y en otras de manera centrífuga. Y son varias las empresas metidas en alguna aventura clásica. Y varios los proyectos que caminan o están a punto de caminar por la cartelera. La propia CNTC tiene en cartel La dama boba, un Lope ligero y un poco insustancial al que dan credibilidad y soporte dos nombres claves del joven teatro: Helena Pimenta y Juan Mayorga. A este mismo lugar vendrá pronto La lozana andaluza, de Francisco Delicado, supongo que en la conocida versión de Rafael Alberti; paraíso de putas llamó el cura Delicado a Roma, donde transcurre la acción de esta lozana y entre ellas, "las españolas son las mejores y perfectas". Ejemplo de ello, es esta bella cortesana, y fornicadora, no sólo por oficio sino por gusto. En el Pavón sigue Tirso de Molina, sin que lapsus linguae ni catástrofes le hayan quitado la autoría en tiempos discutida de su condenado que se fue a los infiernos por desconfianza en la divina gracia.

Eduardo Vasco, Yolanda Pallín y Magöi Mira, entre otros, también han sido tentados por la tribu clásica; y Calixto Bieito por Shakespeare, que es también una de las pasiones de Pimenta, que gran premio obtuvo, por ejemplo, del Sueño de una noche de verano. Lo que dio fama en cine a la nunca olvidada Pilar Miró, El perro del hortelano, ha tentado los afanes dirigentes de Magöi Mira, excelsa comedianta. El siempre eterno William Shakespeare anda revolviendo sus juguetones diablillos con Las alegres comadres de Windsor, de Gustavo Tambascio, y los más lúgubres demonios de Macbeth que, de seguir Bieito en su línea insolente y audaz, no sólo habrá "asesinado" el sueño.

Shakespeare es el rayo que no cesa, pero la palma entre los clásicos españoles en estos días se la lleva Lope de Vega, con tres obras en cartel. La fuerza lastimosa, de incierta naturaleza y calidad, es un complicado enredo de tálamos y nobles que Vasco y Pallín han rescatado del olvido. Con razón escribió Cervantes que Lope de Vega se había alzado, destrozando a todos los demás, con "la monarquía cómica". Es decir, con la hegemonía del teatro. Es inevitable, con todo, hacerse una pregunta: ¿las jóvenes lumbreras españolas miran al pasado porque no quieren ver el presente? Es sólo una pregunta que, acaso, pudiera suscitar provechosas reflexiones. Por el lado de Shakespeare, Lavaudant ha dirigido el abrupto Coriolano, el general romano desdeñado, traidor y vengativo. La inventiva de Carlos álvarez Osorio se ha atrevido con un Otelo singularísimo y menos ambicioso escenográficamente de sólo tres personajes y que sigue una estética de la simplificación formal.

Con motor de explosión
Todo este movimiento, y algunos otros que, sin duda, se quedan en el tintero debiera obligarnos a debatir en profundidad y con intensidad, una vez más, la cuestión de los clásicos. A mí la posición más sugestiva sigue pareciéndome la de García Lorca, cuando los incorporó casi como revolución cultural y popular de largo alcance a La Barraca. La opinión de García Lorca era popularizarlos, darlos a conocer sin refundirlos ni adulterarlos. Bien claro lo dejaba la copla que acompa- ñaba las andanzas de La Barraca: "la farándula pasa/ bulliciosa y tonante,/ es la misma de antaño, / la de Lope y Cervantes,/ traspasada a este siglo,/ de locura asonante./ Es el carro de Tespis/ con motor de explosión."


La cartelera de Oro
El autor preferido por las compañías es Shakespeare, con cinco títulos representándose en la actualidad por toda España. También Lope de Vega, del que pueden contarse tres. Pero hay otros autores.

Lope de Vega: La dama boba. Dirección: Helena Pimenta. Compañía Nacional de Teatro Clásico. Teatro de La Comedia. Madrid. Juan Mayorga firma la versión de este enredo ligero y un poco insustancial que ambienta en los años 30.
La fuerza lastimosa. Dirección: Eduardo Vasco. Compañía Noviembre. Teatro Galileo. Madrid.También una adaptación modernizada, escrita por Yolanda Pallín, para un lío de camas y poder.
El perro del hortelano.Dirección: Magöi Mira. Focus. Teatro Borras. Barcelona. A ritmo de salsa ha dirigido Mira esta obra que popularizó Miró en el cine.

Shakespeare: Macbeth. Dirección: Calixto Bieito. Fundación Teatro Romea de Barcelona. No gustó a la crítica de Salzburgo y, como siempre pasa con Bieito, promete polémica, pues ha cambiado el final.
Coriolano. Dirección: Georges Lavaudant. Teatro Nacional de Cataluña. Barcelona. Ambiciosa producción que protagonizan Lluís Homar y Rosa Novell y que no ha convencido del todo a la crítica.
Otelo. Dirección: Carlos álvarez-Ossorio. Cámara Negra. Teatro Galileo. Madrid. A partir del 27 de febrero. Este director andaluz se basta con tres actores y poquísimos elementos escenográficos (cubos y agua) para contarnos la historia del celoso Otelo.
Las alegres comadres de Windsor. Dirección: Gustavo Tambascio. Con una escenografía que recuerda los corrales de comedias, esta sencilla producción fue muy aclamada en Almagro. Producida por Enrique Salaberría, la obra recorrerá Cartagena (día 15), Yecla (16) y Lorca (17) y seguirá de gira hasta el verano.
Tito Andrónico.Dirección: Fernando Urdiales. Corsario, quizá la única compañía de repertorio que queda en nuestro país, ha añadido este título a su oferta en la que, entre otros, también figura Edipo Rey y Coplas a la muerte... Dias 1 (Toro, Zamora), 2 (Medina del Campo) y 3 (Villamuriel de Cerrato, Palencia)

Tirso de Molina: El condenado por desconfiado. Dirección: José Amaya. Cia. Zampanó. Teatro Pavón de Madrid. Una producción en la que se ha intentado modernizar un desconocido texto de Tirso.

Francisco Delicado: La lozana andaluza. Dirección: Josefina Molina. Centro Andaluz de Teatro. Teatro Central de Sevilla. Hermoso texto sobre una prostituta andaluza que llega a Roma. La versión es la famosa que firmó Rafael Alberti.

Cervantes: Don Quijote. Dirección: Carlo Boso. El Teatro de El Finikito. Alcorcón (día 18). Seis actores para un montaje en clave de comedia del arte, con acrobacias, duelo de espadas y música en directo.