El delirio grotesco de Gogol
La compañía Footsbarn estrena hoy en Madrid El Inspector
14 noviembre, 2001 01:00La noche rusa llega a Madrid. Por ella desfilan los personajes grotescos y llenos de humor absurdo que Nikolaï Gogol capturó en El inspector general, todo un catálogo de los vicios humanos. La compañía Footsbarn Travelling, uno de los colectivos teatrales más peculiares de Europa, la estrena en el teatro Albéniz de Madrid.
Una comunidad multicultural
John Kilby -uno de los miembros más veteranos y administrador de la compañía- define su grupo, en declaraciones a El Cultural, como "una comunidad multicultural de artistas en la que el mestizaje marca nuestro propio estilo. Somos muy abiertos, nos gusta el arte y vivimos para el arte". La Footsbarn está formada por más de treinta artistas entre actores, músicos y técnicos de países como India, Holanda, Norteamérica, Polonia, Francia y Gran Bretaña. Viven en caravanas, donde conviven hasta tres generaciones y representan sus obras en su simbólica y ya famosa carpa -a pesar de que sus espectáculos son muy teatrales y poco circenses-. No es fortuita la elección de la obra de Gogol El inspector general para una nueva producción de la Footsbarn, que visita Madrid por cuarta vez. El universo surrealista, mágico y delirante del autor ruso se adapta -en El inspector, la versión de André Markovicz - a las necesidades de la compañía que busca "textos de alta calidad con personajes que se salgan de lo común y en los que se puedan investigar las corrupciones del alma humana", comenta Kilby.
Humor negro y expresionismo
Escrita en 1836, la obra parte de la confusión de un joven de una familia en decadencia que es tomado por un enviado del zar que llega a una pequeña población rusa. "Este texto tiene los componentes de comicidad y fantasía expresionista con los que nos gusta trabajar en la Footsbarn -dice Kilby-. Del cuento popular que se ha convertido hacemos un montaje grotesco, lleno de humor negro, muy expresionista". La dirección colectiva de la obra ha combinado el trabajo actoral con la presencia de muñecos, máscaras, colores oscuros y una escenografía fantasmal y simbólica.
Gogol desnuda con su prosa rusa el alma humana y catorce miembros de la Footsbarn se encargan de hacer más grotescos vicios como la codicia, el egoísmo o la corrupción. La fantasía de relatos como La naríz aparece aquí mezclada con la estética de este grupo, que también ha puesto en directo -y gracias a los músicos de la compañía- la partitura de Maurice Horsthuis creada para el montaje.