La italiana en Argel, en los años cuarenta
En los próximos días se presenta en El Escorial y San Sebastián una nueva producción de La italiana en Argel, con su despliegue de arias memorables. Joan Anton Rechi dirige la escena.
Las aventuras en la corte del Bey, la manera de tomarle el pelo al pobre hombre, con la adjudicación del falso título de Pappataci, cuyos únicos deberes son los de comer y callar, componen un hermoso y animado tejido músico-dramático que necesita de una batuta diestra y ágil, transparente y vivaz. Paolo Arrivabeni, acostumbrado a estos pentagramas, que domina con soltura, aunque lejos de un refinamiento que no siempre es adecuado para todas las secciones de la partitura, estará en el foso del Teatro Auditorio de El Escorial los días 26 y 28.
El reparto anunciado para la producción escénica que dirigirá el muy preparado Joan Anton Rechi, seguidor de Bieito y autor ya de un montaje muy gamberro de El barbero de Sevilla, que pudo verse en el mismo teatro hace unos años, tiene sus calidades. Marianna Pizzolato es una mezzo lírica -nada que ver con las antiguas contraltos coloratura rossinianas- de agradable espectro tímbrico, de emisión en punta y de aceptables dotes de actriz, las que sin duda necesita para vestir a un personaje de notable peso que ha de enfrentarse a dos arias de bigote: Pensa alla patria y Per lui che adoro. No es manca tampoco la que ha de defender el personaje de Lindoro, escrito para un tenor contraltino, claro y aéreo: Languir per una bella. Estará en su piel el argentino Francisco Brito, de emisión fácil y agudo resuelto, de timbre pasajeramente nasal. Mustafá será el bajo Carlo Lepore, de metal muy rico, resonancias bien estudiadas y escaso atractivo tímbrico.
Los secundarios están bien buscados: Joan Martín Royo (Taddeo), Arantza Ezenarro (Elvira), Alejandra Acuña (Zulma) y Sebastià Peris (Hally). La Orquesta y el Coro serán los de la Comunidad. El día 11 de agosto esta producción se podrá contemplar también en la Quincena Donostiarra.