Una escena de Lucrezia Borgia. Foto: Tato Baeza

El asturiano Emilio Sagi ha cosechado numerosos triunfos en la ópera romántica. Bellini y Donizetti lo han tentado varias veces. Lucrezia Borgia, del segundo, es una de sus preferidas. Ya en 2001 preparó para la ABAO de Bilbao una muy digna producción. Ahora se lanza a una nueva aproximación en el Palau de les Arts. En el cometido titular figura la eximia y veterana soprano lírica Mariella Devia (1948) que se resiste a retirarse. Claro que todavía puede dar alguna que otra lección de canto. Ha sabido en todo momento cuál era el repertorio que más le convenía y sólo ahora comienza a acercarse a partes más propias de una voz de mayor peso, cuando la suya está adquiriendo interesantes tonos penumbrosos, manteniendo un vibrato ya acusado, pero no molesto.



La acompañan en esta ocasión, a partir del 26 de marzo, el tenor norteamericano William Davenport, voz clara y fácil, de relativo brillo, como Gennaro; el bajo barítono croata Marco Mimika, de espectro algo nasal, como Alfonso d'Este; y la mezzo valenciana Silvia Tro, de tersa y satinada presencia vocal y de atractiva vibración, como Orsini. En el foso, Fabio Biondi, miembro del tríptico que preside el Palau, que en los últimos tiempos gusta de este tipo de aventuras románticas. En sus manos, pues, este título evocador de atmósferas, de fácil melodía, basado en Víctor Hugo, estrenado en Milán en 1833, de cuya protagonista era descendiente la soprano valenciana Lucrecia Bori, que aparece en el cartel anunciador de la temporada, pero que no llegó a cantar nunca esta ópera.