El Pelele. Rosa Torres-Pardo. Calando 1020100-2 DDD
Del maestro Rautavaara siempre cabe esperar luz. Esa luz plateada de su tierra finlandesa. El siglo XX ha dado pocos compositores tan verdaderamente originales como él. Su formación, con Copland y Persichetti, fue conservadora, pero su curiosidad le llevó a interesarse por todas las novedades del siglo. El título de esta recopilación de obras para metales anuncia un requiem, pero dentro nos encontramos con dos: Un requiem de nuestro tiempo de 1953, dedicado a su madre, y la Misa para un soldado, compuesta en 1968 e inspirada en sus recuerdos de la guerra. El requiem de juventud es sólo triste; el de madurez es, además, amargo. Además de estas obras fúnebres, el disco incluye otras cinco muestras del arte de Rautavaara. Lo más reciente es el hermoso Himno para trompeta y órgano, de 1998, pero está también el Octeto de 1962, escrito en un docecafonismo sui generis, la Fanfarria de la independencia, para el 75 cumpleaños de su país, y el ejercicio virtuosístico Tarantará, para trompeta. Lo mejor del disco, sin embargo, es Playgrounds for Angels, deliciosa descripción del patio en el que una pandilla de ángeles juega a las chapas.