“Me equivoco una y otra vez / y te puedo asegurar / que el paso de los años / no impide que vuelva a tropezar / ni que me vuelva a romper / contra otro desengaño”. Elocuente, directo y poético. Así se presenta Robe (Plasencia, Cáceres, 1962) en "Nada que perder", la canción que incluirá en su nuevo trabajo discográfico, que verá la luz en 2024. El compositor e intérprete extremeño, frontman y alma máter de Extremoduro, ha deleitado a sus seguidores con el lanzamiento a las plataformas del adelanto en la noche de este miércoles.
En "Nada que perder" el violín tiene una presencia definitiva, como viene siendo habitual en su trabajo en solitario, que se remonta al disco Lo que aletea en nuestras cabezas (2015) y se completa, hasta el momento, con la publicación de Destrozares, canciones para el final de los tiempos (2016) y Mayéutica (2021). También en 2018 salió la grabación en directo de Bienvenidos al temporal, dirigido por Diego Latorre.
El productor, artista y realizador es quien se ocupa del videoclip del nuevo sencillo, que arranca con unas secuencias en blanco y negro cuando transcurre el instrumental del intro y se abre, conforme la letra avanza, a unos sutiles destellos de luz.
Si bien es cierto que el formato escogido es más bien convencional, la simulación de un directo con los músicos participantes —Los Robe: Alber Fuentes, Lorenzo González, Woody Amores, Carlitos Pérez, David Lerman y Álvaro Rodríguez Barroso—, las recurrentes sombras de la ambientación explican la naturaleza del tema y, en consecuencia, la personalidad del artista.
Robe ha conducido siempre en los márgenes artísticos de la industria desde su carrera como compositor principal en Extremoduro. En el último disco de estudio del grupo extremeño, Para todos los públicos (2013), ya se atisbaban las singularísimas maneras del autor en que se ha convertido tras encarar su carrera como artista en solitario. "Nada que perder" mantiene el poso existencial, siempre cercano al nihilismo, de su poética. “Siempre le pregunto a la razón y me contesta que tal vez, que se lo está pensando”, escuchamos.
[Extremoduro: el canuto más grande siempre se lo fumó el Robe]
Filosófico como en Mayéutica, aunque tal vez más cercano, Robe se muestra cómodo en este ritmo vivo —y rockero, claro, aunque no trepidante— para esgrimir una disquisición en torno al fracaso. Una atmósfera siempre teñida de oscuridad gravita sobre la épica del superviviente o la realidad del tropiezo en versos tan cruciales como “Volvería a mis adicciones si acaso fuera necesario”. Y en el estribillo, “solo vivo provisionalmente. No puedo caer más bajo, que vengo del fracaso”.
Se trata del primer sencillo que lanza el artista tras "Ininteligible", que quedó fuera de Mayéutica y fue presentado en mayo de 2022. "Nada que perder" tiene una duración de seis minutos y medio. Además del violín, los teclados tienen un protagonismo especial.