“Un enclave para una explosión cultural”, así ha definido Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, el objetivo que se pone el Festival Internacional de El Escorial, que se desarrollará entre el 6 de agosto y el 2 de septiembre en San Lorenzo de El Escorial. En ese lapso, se presentará el trabajo de once compañías, siete de música, dos de danza y dos de artes escénicas de calle, enfocadas estas últimas sobre todo al público familiar.
Serán tres estrenos mundiales los que se presenten en esta cita que cuenta con doble sede: el Real Coliseo (único teatro de corte todavía en uso) y El Auditorio de San Lorenzo. Por un lado, Dalet (Da), del coreógrafo Daniel Abreu. El título significa ‘puerta’ en hebreo, una palabra que el Premio Nacional de Danza en 2014 concreta a través de su baile de diversos modos: el viaje del vacío a la forma y el de cambio, ya sea de espacio vital o de mundo.
Por otro, la gala dedicada a la legendaria soprano Teresa Berganza, recientemente fallecida y, como ha recordado Rivera de la Cruz, vecina de El Escorial (en esta localidad murió, de hecho). Un plantel de voces de primera del panorama nacional brindará el merecido tributo in memoriam: Raquel Lojendio (soprano), Carlos Mena (contratenor), Alicia Amo (soprano), Cristina Faus (mezzo), Jone Martínez (soprano) y Auxiliadora Toledano (soprano). Les acompañarán los pianistas Javier Carmena y Julio Alexis Muñoz y, en atriles, figuran piezas de García Abril, Halffter, Mompou, Guridi, Falla, Toldrá, Turina, Granados y Lorca.
El tercer estreno que comparece en la programación tiene su miga: Eterno, homenaje flamenco a Pablo Picasso. El director general de Programación Cultural de la Comunidad de Madrid, Gonzalo Cabrera, lo ha descrito como “un aperitivo” para lo que se viene encima: el 50.º aniversario de su deceso en 1973. La partitura se divide en dos partes. La primera, firmada por Lucas Vidal, tiene un carácter sinfónico. La segunda es una suite que recorre diferentes estilos flamencos con composiciones originales.
El flamenco, realmente, tiene un particular relieve en el festival. Lo demuestra el tridente de cantaoras que también participan en los fastos escurialenses. Tres renovadoras del género como Alba Molina (cantará junto al pianista cubano Pepe Rivero), María José Llergo y Rocío Márquez, que vendrá con su último cómplice, el dj Bronquio, con el que ha cuajado el disco El tercer cielo, que algún crítico ya se ha atrevido a equiparar con el Omega de Enrique Morente, como ha apuntado Cabrera.
Rutilante es también la presencia del tenor Javier Camarena, acaparador de premios y bises en los últimos años y asentado en la cúspide del orbe canoro. Se dejará caer por San Lorenzo junto a un fiel compañero, el pianista bilbaíno Rubén Fernández Aguirre. Sin duda, una visita que da mucho lustre al festival, que celebra su edición este verano. “La de la consolidación”, ha señalado Rivera de la Cruz, que ha enunciado asimismo su potencial de atracción para dinamizar el turismo en la zona, con una receta que alterna lo popular con la exquisitez artística.
A esta última categoría podemos adscribir las actuaciones de las prestigiosas formaciones Orquesta Barroca Collegium 1704 y el Collegium Vocale 1704, de la República Checa, bajo la dirección de Václav Luks, con una programa de raíz religiosa conformado por dos piezas: el Dixit Dominus de Händel y la Missa Omnium Santorum de Jan Dismas Zelenka. Y también de la renombrada pianista canadiense Lucille Chung, niña prodigio en su día que llega bajo el brazo con pentagramas de algunos de compositores predilectos: Mozart, Prokófiev, Schuman y Liszt.