"Se acabó. Después de más de treinta y cinco años la revista dice adiós. La crisis generalizada que vive la prensa impresa desde hace tiempo ha ido minando un proyecto que siempre se ha mantenido al margen de los grandes grupos editoriales, defendiendo una libertad y una línea de trabajo que se han ido haciendo más difíciles de mantener". Con estas duras palabras comienza el último editorial de Rockdelux, una de las revistas musicales de referencia que aún sobrevivían de los fértiles años de la Movida, coetánea de cabeceras como La Luna de Madrid, El Paseante o Madriz. "Rockdelux siempre fue una especie de "concepto" peculiar, una publicación alejada de la normativa generalista y fiel a una línea única: en ningún otro medio se habló de tantas músicas diversas y aparentemente enfrentadas sin ningún prejuicio ni barrera, característica que quisimos aplicar y extender a una manera de ver la vida: libre, abierta, tolerante y desinhibida", explica en su editorial titulado It’s time to say goodbye.
Su director, Santi Carrillo, señala a El Cultural que una de las principales damnificadas de la actual crisis va a ser la cultura: "Y, por supuesto, también el periodismo cultural, que (mal) vive de ello. Hay que intentar hacerlo lo mejor posible. Es importante no perder los valores del rigor al tratar los productos culturales". Rockdelux, nos adelanta, tampoco tendrá edición digital a corto plazo: "Es inviable sin suscripciones de pago que puedan sustentar una revista digital en condiciones. Y como eso en España está muy lejos de ser posible, preferimos no hacerlo (de momento). Antes deberían existir muros de pago asentados en la prensa generalista. Y que eso se convirtiese en norma aceptada por los lectores".
En el último número de despedida han colaborado cincuenta y cinco firmas de distintas generaciones, en el que realizan una guía cultural para el confinamiento. Entre ellos, Alejandro G. Calvo, Jesús Rodríguez Lenin, David Morán, Beatriz G. Aranda, Luis Lapuente, Víctor Trapero y Carolina Velasco. Sus recomendaciones de discos, películas, series TV, libros, cómics, blogs, videojuegos y canciones ponen, sin saberlo, punto y final a sus legendarias páginas, por las que han pasado todos aquellos nombres que han significado algo en el mundo musical. "Les damos las gracias -añade el editorial-, ya que con su alto nivel de conocimiento, curiosidad e inteligencia han engrandecido los contenidos de Rockdelux durante muchos años. Gracias también a los que no han participado en este adiós, pero han contribuido con su esfuerzo y dedicación a lo largo del tiempo. Una nómina extensísima de colaboradores pasados y presentes, los mejores periodistas musicales posibles, que han hecho grande la historia de la revista: de facto, una escuela oficiosa de periodismo musical y, ya, cultural".
En el fértil 1984, año en el que nacía Rockdelux, Borja Casani y José Tono Martínez levantaban su particular acta notarial del gran momento que vivía la información cultural en nuestro país. Desde el primer número de La Luna de Madrid daban la bienvenida a algo aún desconocido llamado postmodernidad: "Se siente a flor de piel que algo ha cambiado. Se olfatea una vaga sensación de perplejidad. Algo está ocurriendo en el entorno que derriba por la sola fuerza de la asimilación los árboles que no dejaban ver el bosque. Y ver de pronto el bosque así, tan claro, es algo a lo que ciertamente no estamos acostumbrados". Pues bien, el cierre de Rockdelux ha dejado huérfana la postmodernidad, ha enmarañado los senderos de nuestra información cultural y nos condena al páramo de la edad pre-Google.