Davide Livermore y Christopher Franklin con el elenco de The Turn of the Screw
No se muestra ociosa la imaginación de la actual dirección del Palau de les Arts. Aunque, como es lógico, la programación descansa en títulos de repertorio y en algún caso de relumbrón, se busca generalmente un hueco para lo nuevo o, al menos, para lo poco frecuente. En este apartado se inserta The Turn of the Screw, que estará en el cartel desde este viernes. Una composición que nos revela el talento de Britten para explorar psicologías.El músico británico destaca por la airosa escritura, la hábil sutura de periodos, la consecución de un tejido bien trabado y fluido, la pintura colorista y la descripción de ambientes. Propone sutiles connotaciones psicológicas y el empleo de una muy funcional armonía de signos tocada de influencias de Mahler, Debussy, Stravinski o de los mayores creadores ingleses. Fue amigo el compositor británico de reducir frecuentemente al máximo los efectivos del foso, con lo que las texturas ganaban en transparencia y el dramatismo -o comicidad- en comunicatividad. En The Turn of the Screw encontramos perfectamente representados esos rasgos. Es una obra de cámara de disposición casi geométrica pero que alberga una enorme cantidad de intensos colores y claroscuros.
La ópera fue escrita a instancias de la Bienal de Venecia y fue estrenada en esa ciudad en 1954, con Jennifer Vyvyan como Gobernanta, Peter Pears en el papel de Quint y el niño David Hemmings en el de Miles. En esta nueva producción del Palau, gobernada por el responsable del coliseo, Davide Livermore, la batuta estará en la mano del sorprendente director norteamericano Christopher Franklin, que contará con escenografía de Manuel Zuriaga. Un equipo de jóvenes voces del Centro Plácido Domingo estará sobre el escenario. Dos cantantes se alternan en cada personaje: Rita Marqués y Karen Gardeazábal en la institutriz, Jeremy de Rijk y William Hardy en Miles y Andrés Sulbarán y Gustavo Adolfo Palomo en el siniestro Quint.