El director Valery Gergiev durante un concierto
De la mano de la sociedad de conciertos La Filarmónica, desembarca en Madrid Valery Gergiev, director trabajador, stajanovista, vigoroso, temperamental, autoritario, de mando firme pero flexible, capaz de promover las tempestades sonoras más arrebatadas y, como contrapartida, hallar el camino de las mayores delicuescencias. Maestro creativo, elástico, de batuta -cuando la usa- sinuosa y a ratos elegante, que imanta y atrae, que fulmina y abruma con su intensidad expresiva. Conoce el norte de cualquier partitura y sabe trazar tanto las grandes líneas como aquilatar con rara exquisitez los meandros más delicados, aunque en ocasiones pueda llegar a rozar un cierto manierismo o a jugar con los tempi de forma aparentemente caprichosa.Junto a él, su orquesta del Teatro Mariinsky, un conjunto de compacta sonoridad, maleable y seguro. Ambos van a ofrecer el concierto del quinto aniversario de La Filarmónica con un programa íntegramente ruso, que augura lo mejor y que aúna dos obras de Rajmáninov, la conocida Rapsodia para piano y orquesta sobre un tema de Paganini y las compactas y coloristas -también algo plúmbeas-- Danzas sinfónicas, el melodioso y atmosférico Lago encantado de Liadov y el poco programado El cuento del zar Saltán de Rimski-Kórsakov, composición de lujuriosa orquestación, muy afín al estilo del maestro, que ha tenido a bien traer para la obra concertante al joven pianista Sergei Redkin, triunfador en el último Concurso Chaikovski. La cita está prevista para el próximo jueves (26).