David Murray.
El saxofonista norteamericano y su Black Saint Quartet cierran mañana en Santiago el XVI Ciclo de Jazz de la Fundación Barrié con el único concierto en España de la formación.
Está considerado como uno de los más poderosos saxofonistas tenores de nuestro tiempo y uno de los últimos salvaguardas del bebop moderno, al que él sigue dándole vueltas y más vueltas. David Murray (Oakland, California, 1955) desembarca en nuestro país para ofrecer un único concierto de su proyecto más laureado, el Black Saint Quartet, que servirá de justo cierre al XVI Ciclo de Jazz de la Fundación Pedro Barrié de la Maza. A la cita, mañana en el Teatro Principal de Santiago de Compostela, acude escoltado por fieles colaboradores, como el pianista Steve Colson, el contra- bajista Jaribu Shahid y el baterista Chris Beck. Todo apunta a que el cuarteto fijará en la memoria de este certamen una de sus grandes noches, ya que, queda claro, es un soldado de la creación jazzística que ha hecho de la trinchera... un hogar.
Más allá del ‘bebop'
Heredero de la respiración venerable de saxofonistas admirados y urgentes como John Coltrane, Ben Webster, Albert Ayler o Archie Shepp, el soplo de Murray ha sabido no sólo madurar en el tiempo, sino crecer en una suerte de bebop evolucionado que tan pronto bebe del blues o el gospel como se balancea sin red sobre la música improvisada o la denominada world music. En este sentido, es justo recordar su última y excelente propuesta discográfica, argumentada sobre el repertorio latino y castellano de Nat King Cole, aparcada ahora en su próxima visita gallega.
El Black Saint Quartet de David Murray toma su nombre de la fructífera colaboración que el saxofonista y clarinetista desarrolló junto al sello discográfico italiano del mismo nombre, donde, entre 1979 y 1993, firmó diecisiete increíbles álbumes (distribuidos en España por Karonte). Esta relación profesional se inició cuando decidió establecerse en París, donde aún tiene su cuartel general.
Criado entre la música litúrgica de las iglesias norteamericanas, Murray dio sus primeros pasos al lado del pianista Cecil Taylor, y más tarde del compositor Stanley Crouch y su grupo Black Music Infinity. En 1977 creó el World Saxopone Quartet, junto a otros agitadores saxofonistas del free funk como Oliver Lake, Julius Hemphill y Hamiet Bluiett. Con los años Henry Threadgill, Butch Morris, Elvin Jones o McCoy Tyner se sumaron a la nómina de colaboradores. En 1991, Murray recibió el Danish Jazzpar Prize, considerado el "Nobel del Jazz".
Coltrane como referencia
La actuación de Murray y su Black Saint Quartet seguro reservará un espacio privilegiado a uno de sus más sublimes legados, Sacred Ground, un álbum publicado en 2007 que se ha convertido en la gran bandera musical del saxofonista. Originalmente grabado junto a la voz invitada de Cassandra Wilson, encargada de cantar los poemas del escritor Ishmael Reed, el trabajo destila toda la energía y espiritualidad de la música negra, liberada como una de las mejores prolongaciones coltranenianas que actualmente existen en torno a la black music.
Igualmente resolutivo en otro tipo de formaciones, desde el trío al octeto, David Murray es un excelente improvisador y un magnífico orfebre de la armonía, a la que ataca y desarrolla a partir de largos e intensos fraseos, henchidos de verdad melódica. A pesar de su leyenda, el saxofonista no ha obtenido el reconocimiento que merece, acostumbrado a entenderse con sus propias ensoñaciones creativas y no las que impone la industria musical; acostumbrado a pasear por las carreteras secundarias del jazz, allí donde es imposible engañar a la tierra y... los sentimientos puros.